「Capítulo 42」

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Los días transcurrieron fugaces, después de innumerables terapias Cielle había recuperado la movilidad de las piernas y sus citas con el psiquiatra había dado frutos, la cuestión era... ¿Qué tipo de frutos?

Durante aquel período de semanas no permitió que nadie más lo visitara, siendo así que Idan se veía en la obligación de mantenerse alejado, cosa que aceptó sin muchas quejas. Él quería darle tiempo suficiente a Cielle para sanar todo el dolor que debía estar experimentando en aquellos momentos, sin embargo, no podía negar que se preocupaba bastante luego de las primeras palabras que escuchó salir de los labios de Cielle después de que este despertara. Quizás estaba paranoico pero cuando vio aquella mirada y la manera en la que se expresó, sintió que lidiaba con una persona totalmente diferente y eso le causó un terrible temor.

Dado a que Idan pagaba los gastos del hospital, le fue avisado con antelación el día en que sería dado de alta el abogado, así que no dudó en ir a buscarlo y esperarlo en la puerta.

Los minutos transcurrieron unos tras otros, y luego de dos horas y media comenzó a preocuparse así que decidió ir a buscarlo personalmente en la sala de recuperación.

Cuando llegó le fue informado que Cielle aún se encontraba en la sala a punto de irse pues su acompañante ya había llegado a recogerlo. Aún más confundido por aquellas palabras Idan se apresuró en entrar a su habitación para ver de qué se trataba, pero grande fue su sorpresa al ingresar y toparse de lleno con Osiris terminando de empacar las pertenencias del abogado.

—¿Dagger? —preguntó confuso Idan —. No sabía que vendrías a buscarlo. ¿Micah te lo pidió?

—No —negó encogiéndose de hombros —. Verás, estoy trabajando.

—¿Trabajando? —arrugó el entrecejo.

—Así es.

—¿Y dónde está Cielle?

—Con Fenith, llegas una semana tarde —respondió tranquilamente continuando con su labor.

—¿Qué?

—He dicho que con Fenith, se lo entregué personalmente.

—No —Idan dio un paso amenazante en dirección al asesino pero este rápidamente apuntó un arma en su dirección.

—Tranquilo vaquero —ladeó el rostro apuntándole a la cabeza —. No te precipites, tu niño bonito está bien.

—Eres un maldito traidor.

—Por supuesto que no, en primer lugar nunca te juré fidelidad y tú mejor que nadie sabes que yo trabajo por dinero, ellos me pagaron bien y pues hicimos un trato.

—¿Desde cuándo estás de su parte?

—Desde siempre —se encogió de hombros —. No entré en la vida del niño bonito por casualidad, yo hice que los Rymer atacaran tu departamento para que fueras a prisión, yo convencí a Cielle de dejarte preso, yo hice que Micah nos llevara a la casa de seguridad de su padre y le informé a Fenith donde estaríamos. ¿Cómo crees que lograron entrar a la casa tan fácil? —hizo una mueca —. Se suponía que podrían tomarlo sin mayores inconvenientes pero el abogado tuvo agallas, las cosas salieron mal para Fenith y yo tuve que seguir fingiendo estar de vuestro lado en esperas del mejor momento.

—¡Eres un desgraciado! —Idan apretaba los puños con la misma fuerza que su mandíbula. Los músculos de su cuello estaban tensos y las venas en su frente se marcaron cuando su rostro se tornó rojo de ira.

—No es nada personal —tomó el bolso con las pertenencias de Cielle y rodeó a Idan aún apuntándole, para dirigirse a la puerta —. Ahora si me disculpas me marcho. No me sigas porque no te irá bien, la gente de Fenith tiene inundado New York.

El Abogado del Diablo (BL)✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora