Después de dos horas andando con Marta en brazos, decido tomarme un descanso. Ella sigue dormida. Después del llanto le entró sueño y, aunque dijo que no podía dormise porque yo tendría que andar con su peso, al final la convencí tras prometerle que la despertaría si me cansaba. Por supuesto, no he cumplido mi promesa.
Me siento en el suelo intentando no moverme demasiado para no despertarla. Estoy tan agotado, tanto física como mentalmente, que empiezo a ser pesimista. De repente sólo pasan por mi cabeza pensamientos negativos, no encuentro final a este estúpido paisaje y estamos sin comida. No puede acabar esto así, atrapados en un lugar que no encuentra fin y demasiado alejado de la selva como para volver a por suministros, esto es desesperante. No puedo dejar que esto suceda, además no sólo me perjudica a mi, soy responsable de Marta. Empiezo a sentirme muy frustrado y desesperado, no soporto la idea de que a ella le pase algo por mi culpa. Sin embargo, no se me ocurre qué hacer más que seguir andando e intentar no perder la esperanza. "Algo tiene que haber más allá" me repito una y otra vez para animarme. Estoy dispuesto a andar lo que haga falta para sacarnos de aquí, ahora sólo necesito descansar y enseguida me pondré en marcha de nuevo. Como no sé en qué pensar para distraerme y no perder el optimismo que he ganado de repente, simplemente me pongo a observar como duerme Marta. Parece por fin en paz después de noches sin dormir bien, me gustaría ser capaz de echarme una siesta como la suya. Sin embargo, no puedo con todo esto que nos está pasando. Por las noches, duermo alerta para poder despertarme enseguida si ocurre algo. Además no descanso por culpa de las constantes pesadillas, en las que un hombre se lleva a Marta de mi lado de nuevo. Aquellas horas sin saber dónde estaba fueron tan insoportables que me he prometido no volver a fastidiarla con ella, no quiero que vuelva a tener motivos para querer marcharse de mi lado.
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Hasta que salgamos de aquí
Novela JuvenilUna noche, Marta se despierta en el campo. No sabe dónde está, ni quién, cómo y por qué la han enviado allí. Sólo sabe que está en un claro, tiene una manta y una cantimplora vacía, y no está sola. Luego está Nacho, justo después de aquella pelea se...
