3. La ayuda

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Una punzada de dolor en el pie despertó a Miranda a la mañana siguiente. Rápidamente vino a su mente todo lo que había ocurrido.

Con mucho dolor se levantó, fue por los medicamentos y trató de empezar el día, cuando escuchó ruidos en la cocina.

-Dios mío Lexi, me vas a matar del susto - dijo asomándose lentamente

-No te iba a dejar así, tenía que asegurarme que pasarías la noche - dijo bromeando.

-Sos la mejor amiga que puedo tener-

-Si, es cierto. No creo que consigás a alguien mejor. No una que además de todo, te haga el café de la mañana- dijo pasándole una taza.

Coordinó con Lexi las cosas del colegio, ella sería la directora por lo que estaba enterada del estado de las cosas.

Miranda hizo todas las llamadas para coordinar los pendientes.

Juan Francisco, su hermano, no debía enterarse en ninguna circunstancia; este hombre que la había tratado tan mal sería hombre muerto, y aunque no le disgustaba la idea de que fuera abatido a golpes, no quería más problemas.

Trabajó en algunas cosas que podía adelantar y estuvieron ocupadas con Lexi hasta que, alrededor de las 9 am sonó el timbre.

Al abrir la puerta apareció una señora ¨galana¨ de unos 50 años. Se presentó como Griselda,

- Me puede llamar Gris, vengo de parte de don Luisito para ayudarla.  Me contó lo que pasó, ¡qué pena seño!

Me dijo que la ayudara en lo que usted necesite, así que aquí estoy. Dígame ¿para que soy buena? - viendo el desorden del apartamento dijo con un tono algo sarcástico - bueno para empezar creo que le puedo ayudar en ordenar ¿verdad seño? -

- Muchas gracias doña Gris, pero la verdad no quisiera poner en molestias a don Luis, no quiero que luego piensen que me estoy aprovech....-

- Fue don Luisito, no don Luis. Me pidió que la atendiera en lo que necesite. -

- ¡Bueno, gracias! Pase adelante – dijo Miranda reluctante al ver que doña Gris no se movería - Si, por favor necesito ayuda empezando a ordenar -

- Millie yo me voy, ya que llegó la ayuda. Nena no tenés nada de comer, ¿vas a pedir desayuno? - preguntó Lexi con tono preocupado.

- Si- dijo pensativa Miranda - si voy a pedir algo, no he tenido tiempo de comprar nada -

-Decile a don Luisito que te haga el super ya que no podés salir- bromeo Lexi

- ¡No quiero nada de ese Señor! Llamame a la noche y te cuento lo que me hizo ayer. Es un ....no se ni como calificarlo. De verdad te agradezco mucho que estés para mi cuando te necesito -

- Siempre amiga. Te quiero mucho - le dijo dándole un abrazo y un beso.

Al cabo de una hora sonó nuevamente el timbre, doña Gris atendió.

- ¡Por aquí patojos, háganme el favor! - Dijo doña Gris – Pónganlas ahí en la mesa. Seño, estas cajas que están grandes, aprovechemos que vinieron los patojos para que las muevan -

- ¿Qué es esto doña Gris? - preguntó Miranda viendo las bolsas que habían colocado en la mesa.

- Le conté a Don Luisito que usted no tenía nada en su casa para comer y que no podía ir al super. Entonces él mandó el super- dijo muy sonriente y orgullosa de lo que había hecho.

Miranda sintió que le hervía la sangre. ¿Qué se pensaba? ¿qué con eso la iba a callar después de lo que le había dicho?

- No tenía por qué decirle nada doña Gris – dijo con un tono de voz profundo y serio.

- Ay seño perdone, pero es que entonces ¿qué iba a hacer usted? -

- Eso es problema mío -

- Perdone seño, no quise....-

- Que mal agradecida soy- pensó Miranda- esta señora solo quiso hacerme un favor -

- Disculpe doña Gris. Gracias por tomarse la molestia - dijo con un tono arrepentido - Este señor fue muy grosero conmigo y no quiero que piense que me estoy aprovechando -

- ¿Don Luisito? No seño, si él es un pan de Dios -

Una risa burlona escapó de Miranda

- En serio seño, una vez que lo conoce -

- Ay por favor doña Gris, quien lo va a querer conocer con la primera impresión que da. Si así se comporta, no me sorprendería que ni amigos tenga.

- Se va a sorprender, pero de la cantidad de amigos que tiene. Ya lo va a conocer -

- Uuuy, tengo cero interés – se mofó Miranda.

Alrededor del mediodía, la casa estaba mucho más habitable, doña Gris había hecho el almuerzo con las cosas que había enviado ¨don Luisito¨, y le había dejado cena.

Ella había descansado casi todo el día y tomando los medicamentos a las horas indicadas, el dolor era ya bastante tolerable.

-Bueno seño me voy porque tengo que ir a prepararle la cena a don Luisito, hoy seguro compró su almuerzo, pero no muy le gusta, así que al menos la cena le voy a ir a hacer -

- ¿No cocina su esposa? – se quiso burlar

- Don Luisito no es casado y las novias que se consigue; primero no le duran y segundo no saben cocinar - dijo riendo.

Miranda alzo las cejas no queriendo ser grosera con doña Gris diciéndole que era demasiada información, que muchas gracias por todo y que le fuera bien.

Pero doña Gris continuó - Don Luis se mudó hace como dos años a la Antigua Guatemala allá vive con su señora. No es la mamá de Don Luisito, su mamá falleció hace unos 7 años digo yo. Era la luz de esa casa. Todo se vino abajo cuando ella murió, don Luis estaba muy deprimido y muchas mujeres intentaron aprovecharse de él. Por su dinero – dijo con voz baja como queriendo mantener el secreto - Usted sabe cómo son esas interesadas. Hasta no hace mucho, se juntó con esta señora y allá en la Antigua viven juntos. Don Luis se fue porque a Don Luisito no le pareció la idea de convivir con la señora. Don Luisito le dijo a su papá que se iría a la otra casa que tienen, pero le quedaría muy lejos la oficina de la constructora. Entonces don Luis decidió irse a la casita en la Antigua cerca de la finca de su hermano. Le dejó el apartamento, la constructora y se retiró-

- Dios esta señora me está contando la vida de este hombre en 1 minuto. - Miranda solo asentía con la cabeza sin mediar palabra, quizá con eso la señora se callaría, pero solo parecía alentarla más.

-Él es el menor y aunque el apartamento es muy grande para el solo, se quedó viviendo ahí. Es en el piso 20. El ¨penjaus¨. Su hermana está casada y vive por aquí cerca y su hermano no sé qué es lo que hace, pero vive en Europa creo yo - Viendo su reloj le dijo – Uy seño perdone que no pueda seguir platicando, pero si no me apuro ya salgo muy tarde. Mañana vengo a la misma hora. ¿Necesita que le diga algo a don Luisito? -

- Dígale que muchas gracias y que me mande la factura del super por favor-

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora