51. ¿Por qué otra vez?

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Llegó a su apartamento y al entrar, saltaron a vista las flores que Luis Felipe le había llevado hacia dos días.
Le restregaban en la cara la culpa de él por no poder decirle la verdad.

Sintió un calor que subió desde el vientre hasta la cabeza.
La dominó una furia que la obligó a gritar.
Tomó el jarrón y con otro fuerte grito lo lanzó contra una pared empapando todo a su alrededor, los cristales se esparcieron por todas partes así como las flores.

A cada lugar que sus ojos se dirigían veía cosas que le recordaban a Luis Felipe.

Las veía iluminadas, como en las escenas del crimen cuando ponen el luminol, apagan la luz y todo se ilumina.
Solo que esta iluminación es la más escalofriante, como lo que ella estaba sintiendo.
Arremetía con furia contra todas esas cosas.
Rompió marcos con fotos, un dibujo que él le había hecho y estaba pegado en la refrigeradora, junto con tres fotos.
Las lágrimas caían a mas no poder.
Él le había regalado varias decoraciones para su apartamento. Cuando ella se mudó no tenía nada de eso.
Lo quebró todo lanzándolo a las paredes.

- ¿POR QUÉ OTRA VEZ? ¿POR QUÉ? ¿Que he hecho mal? – gritaba entre llantos.

Tomó unas tijeras y rompió toda la ropa que tenía de él en su casa, la hizo tiritas envuelta en una gran furia.

Las tazas personalizadas que tenía, las lanzó contra la pared, se tomó la molestia de buscar un martillo para destruir el lapicero que le había regalado con el grabado especial.

Cuando quiso ahogar su llanto en una almohada, una nueva oleada de rabia, la hizo destruirlas todas y las sábanas en donde habían dormido hacia solo unos días. Todo tenía su olor.

Tenía una cajita con recuerdos tontos, como las entradas del partido de basquetball en donde ganó la final, la tarjeta del arreglo que le dio cuando abrió el colegio y otras cosas bobas.

Destruyó con furia la caja y buscó desesperadamente fósforos para quemar el contenido. Por suerte no tuvo éxito.

En el baño estaban sus rasuradoras, fue por el martillo y las destruyó, lanzó el bote de gel hacia una pared y este se reventó con el impacto. Se metió en la bañera a llorar acostada en posición fetal.
Sentía ese mismo frio, ese rechazo.

El abandono.

Por qué le había dejado sentir su calor. Ahora el frio de su alma era muy fuerte. No estaba segura de poder dejarlo atrás.

Escuchó que tocaban el timbre. No tenía animo ni fuerza para pararse. Escuchaba su teléfono sonar. Llamadas, mensajes.

Ya nada importaba.

****

Luis Felipe entró en su apartamento y sintió un rico aroma a comida. Lo único que quería era fundirse en los brazos de Miranda, pero la mujer que encontró cocinando era la que le estaba causando la pesadilla más grande de su vida.

- Naomi ¿Cómo entraste? – le preguntó irritado

- Me las ingenié – sonrió pícaramente

- ¿Y esto? - preguntó Luis Felipe viendo la caja en el desayunador

- Lo traje para ti –

El la observó con el ceño fruncido. Le parecía que algo no encajaba.
Pero no tenía tiempo para pensar en eso. Hoy había recibido la noticia más devastadora.
Cualquier hombre estaría feliz de saber que va a ser padre, pero no él.
No en estas circunstancias.

Desde hacía 2 meses Naomi le informó que era el padre del hijo que esperaba.
El no dio crédito a lo que decía Naomi. Había sido cuidadoso como siempre.
El preservativo no se había roto, él no podía ser el padre de ese hijo.

No se había acostado con ella más de tres veces, es decir la probabilidad de un embarazo era remota y jamás lo había hecho borracho como para no acordarse, así que lo negó.

Hasta el día de hoy.

Hasta que recibió el documento del INACIF, donde confirmaba que él era el padre.

Él mismo pagó el examen, pensando que con eso podría salir de este oscuro agujero donde se sentía sumido.
Haber leído el resultado lo había dejado algunos minutos fuera de sí.
Algunas veces pensó como seria este momento para él, enterarse que sería padre, pero ni en sus más oscuras pesadillas soñó lo que le estaba pasando en este momento.

Haber encontrado a la mujer de su vida para luego enterarse que va a ser padre con otra mujer del pasado.

Estaba pagando todos los corazones rotos que había dejado, sin duda es una factura muuuuy alta.

Naomi se había puesto muy intensa de unas semanas para acá con el tema de casarse y vivir juntos para darle un hogar a su hijo.

Del hijo sin lugar a ninguna duda se haría cargo, pero casarse con ella; eso no iba a suceder en ninguna dimensión alternativa.

Tenía que explicarle a Miranda, ella iba a entender. Es una mujer excepcional.

Caminó del otro lado del desayunador para servirse agua y mientras la bebía reparó en la esquina de lo que parecía un papel blanco. Con curiosidad lo levantó. Era un sobre que leía:

" Luis Fe " dentro había una tarjeta "Las penas con pan, son menos.  Te amo.  Millie¨

- Naomi – llamó su atención viéndola con intensidad y angustia - ¿Qué hiciste? – le preguntó mostrándole el sobre.

Naomi lo observó con los ojos llenos de temor.

Sintió que el mundo se le vino encima. Tomando de los brazos a Naomi la sacudió con fuerza

– ¿Qué hiciste Naomi? –

- Wii, nuestro bebé. Por favor soltáme me estás haciendo daño – le suplicó Naomi

El la soltó recapacitando, pero no dejó de verla exigiendo una respuesta.

Agregó – Miranda trajo eso, ¿Por qué me estas mintiendo? ¿Qué hiciste? –

******

Juan Francisco recibió la llamada del edificio indicando que se escuchaba que peleaban dentro de su apartamento y que la inquilina no respondía. Llamó a Miranda y a Luis Felipe sin éxito, por lo que pidió a Lexi que fuera a revisar. Ella estaba aún en el colegio.

Pidió que le abrieran la puerta con la autorización de Juan Francisco y cuando entró, se tuvo que sentar de la impresión de ver aquello destruido. Pensó lo peor y de inmediato le informó a Juan Francisco.

Empezó a llamar a Miranda caminando entre los escombros.

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora