41. No hay excusa que valga

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- Por supuesto - respondió Sonia, aunque no le estaban preguntando a ella.

- No pude evitar notar que estas tomando sangrías – comentó el hombre. Cuando Miranda se dio cuenta, frente a ella había una copa de sangría y el mesero se estaba retirando. Lo veía todo como en cámara lenta.

- Soy Manuel, mucho gusto – extendió la mano.

- Miranda – respondió estrechando la mano – Sonia y Celia dijo presentando a sus amigas.

- Me gusta tu nombre – respondió Manuel ignorando por completo a las demás chicas.

- ¿Bailarías conmigo? – preguntó Manuel a Miranda.

- No creo que pueda, me pasé un poquito de copas – susurró Miranda –

Riendo divertido, se paró, la tomó de la mano mientras Miranda caminaba con dificultad – De verdad preferiría quedarme sentada – sin embargo, el tipo pareció ignorar el comentario tomándola por la cintura – Mejor nos sentamos- le pidió ella.

Luis Felipe volvió a ver cuando escuchó la voz de ella, observando la escena y su cara de incomodidad, somató el vaso que tenía en las manos y se paró sin dejar de observarlos.

Al presentir lo que venía, Julio saltó delante de él bloqueándole el paso.

- Calmáte, calmáte, yo voy – le pidió

- Quitáte de mi camino – le advirtió Luis Felipe con un tono muy frío.

- No Wii, tranquilo –

- Sos una m&3rd@ Manuel – se escuchó en todo el bar. La atención de todos se dirigió hacia la voz que pertenecía a una mujer con unos cuantos meses de embarazo – y vos sos una rep#t@ por meterte con un hombre que está por ser papá –

- ¡Yo no! Yo ... fue él, yo...no sabía - Miranda negaba con la cabeza – no, yo no, además él y –

- A mi amiga no la vas a insultar – dijo Raquel arrastrando las palabras.

- Vos no te metas, que ni hablar podes. ¡BORRACHA! – gritó la mujer. Luego de eso arremetió contra el hombre – ¡sos un desgraciado! – le dijo mientras se le iba para encima a golpes. Julio agarró a Raquel y Luis Felipe a Miranda y las alejaron del conflicto. En pocos segundos la seguridad estaba sacándolos del bar.

- Que desgraciado – comentó Miranda casi en un susurro.

- Con una loca como esa yo también querría salir corriendo – bromeó Luis Felipe

Miranda lo volvió a ver con furia en los ojos – Ante un niño que viene en camino no podés salir corriendo. Tenés que hacer frente a tus responsabilidades. No hay excusa que valga – dijo con una seriedad que no había visto en ella antes a pesar de su estado etílico. - Ya voy a pedir el uber – le dijo a Raquel arrastrando las palabras.

- ¡Estás loca! – dijo Luis Felipe con tono de burla

- ¿Perdón? – dijo ella ofendida

- No te voy a dejar subir en un uber a esta hora y en este estado. Yo te llevo –

- No me hablás en toda la noche y ahora ¿muy preocupado por mí? – recriminó Miranda - No te preocupes.  Seguí con tus amigas.  Yo me voy con las mías -

Luis Felipe sonrió de una forma extraña sin responder siguió su camino y le avisó a Julio que iría por el carro.

Miranda sacó su teléfono para pedir el Uber.

- Yo me voy con el guapo - le advirtió Raquel - iguaaaaal - canturreó Celia.

- Tres de cuatro - se mofó Julio señalando a Sonia que ya no podía ni opinar - y estoy de acuerdo con Wii, estás loca si pensas que te vamos a dejar ir sola en Uber -

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora