18. ¿Te gustan las mujeres?

20 4 4
                                    

- Eeeeees que no me habían enseñado los pasos como son - interrumpió a Bianca

Luis Felipe sonreía ampliamente observándola llegar detrás del desayunador.

Bianca y Juan Francisco intercambiaron miradas, incrédulos de la situación.

Miranda siempre decía que la bachata era un baile vulgar, provocador y daba paso a las faltas de respeto. Aunque esa no era la verdadera razón.  La evitaba siempre que podia por los malos recuerdos que le traia.  ¿Qué la habría hecho cambiar de opinión?.
Y este ¨vecino¨ qué la miraba tan sonriente.

Luego de algunos minutos llegaron los invitados.

Luis Felipe observó cómo se saludaban cariñosamente.
Sintió nostalgia porque desde que su mamá murió, su relación con la familia no era tan cercana.
Su mamá era la que unía a la familia y organizaba las reuniones.

- Mami, él es el vecino Luis Felipe - los presentó Miranda - Luis Felipe, mi mamá-

- Mucho gusto - dijeron al unisono. Su mamá, viéndola de reojo levantó las cejas.

Lo mismo presentó a su papá y a los demás.

- ¡Mamita!, que vecino tan guapo- dijo a su hija cuando estuvieron solas en la cocina.

- ¿Te parece? -

- Es un adonis -

- Tampoooooooco mami- dijo Miranda divertida. De nada sirven las caritas bonitas, eso ya lo había comprobado. ¡Y si! el tipo si estaba guapo, pero los ojos de Miranda habían aprendido a ver más allá de una carita bonita.

- Mejor contáme de tu viaje-

- Mi amor - llamó a su esposo- la nena quiere que le contemos del viaje, vení -

- Ay no sean así, todos queremos saber - dijo Juan Francisco

- Siéntense en la mesa y empiecen el relato y yo voy sirviendo-

- Yo te ayudo- dijo Luis Felipe disculpándose con quien estaba platicando - he escuchado que el que parte y reparte, le toca la mejor parte -

Miranda no pudo evitar reírse.

Se sentaron todos a comer y con los primeros bocados se escucharon varios -mmmmmmmmhhhh- en cuenta el de Luis Felipe.

La lasaña estaba deliciosa, era cierto lo que Miranda había dicho, con esto estaba dispuesto a dar clases de lo que fuera y a lavar los platos si le daba una porción extra.

La plática durante el almuerzo estuvo muy entretenida, escuchar las aventuras que habían pasado los papás de Miranda en Europa fue lo máximo, una de ellas era casi para orinarse de la risa.

Los papás de Miranda se habían subido a un bus equivocado de asiáticos retirados y por supuesto no entendían nada de lo que les decían hasta que entró el guía para que llenaran el formulario para registrarse en la residencia de jubilados y, lo más gracioso es que lo estaban llenando hasta que llegó el guía de su bus a rescatarlos.

Pasaron una tarde de lo más amena.

Todos se despidieron muy cariñosamente, incluso Juan Francisco que ya tenía que regresar al hospital. Miranda los había acompañado al ascensor y cuando estaba por despedirse de Luis Felipe el empezó a caminar de regreso al apartamento con ella.

- Pensé que te ibas -

- ¡Vamos a hacer un show de simplemente Rosita mientras limpiamos! -

- ¿Limpiamos? - hizo un ademán señalando el espacio entre ella y él.

Él asintió.

- Pues la función de hoy va a ser muuuy corta. Mi mamá y mis tías lavaron casi todo antes de irse y la verdad que es tan poco, que lo voy a lavar mañana, ya estoy cansada y un poco trasnochada - se había levantado temprano y había pasado cocinando y sirviendo un buen rato del día.

- Quedo vino. ¿Te gustaría una sangría? - preguntó Luis Felipe husmeando en el refrigerador.

- Siiii, te quedó muy buena, por cierto -

Observándolo mientras preparaba la sangría, no quedaba ni rastro del hombre que la había intimidado la primera noche que lo conoció. Se miraba un buen chavo.

Entonces tuvo curiosidad y trató de indagar - Tu tenés como 30 años ¿verdad? -

- 31, recién cumplidos. ¿Por qué? -

- ¿La verdad? - bajo la mirada tratando de encontrar el coraje para preguntar - Me pareces un buen chavo, he visto que no te faltan admiradoras..... ¿si te gustan las mujeres o solo es por aparentar? - soltó de una vez

Luis Felipe alzó una ceja y retrocedió milímetros ante la sorpresa.

- ¡Perdóname! no hay necesidad que me respondas. No es de mi incumbencia, ¡de verdad! Aunque si fuera el caso, para mí, de verdad no haría ninguna diferencia, en serio.

Sos muy agradable y no te juzgaría, es solo que me dio curiosidad y... que pena.. no debí preguntar eso - dijo viendo la cara de poker de Luis Felipe - soy una entrometida. Qué pena. Por favor discul-

- MIRANDA - la interrumpió aun sorprendido por la pregunta - Tranquila. No soy gay - dijo sonriendo.

- De verdad no me importa si lo sos - dijo Miranda tímidamente

Riendo respondió - que tierna, pero no. Me gustan las mujeres. Pero no estoy listo para nada formal. Y creo que esa es la razón por la que no tengo novia -

- ¿Entonces tu fama está fundamentada?-

- Pues si nos vamos a sincerar - hizo una pausa arrugando la nariz -si -

Miranda suspiró sintiéndose fuera del territorio incomodo.

- Y a ti ¿te gustan los hombres? -

Miranda lo vio con cara de ¨ ¿es en serio? ¨

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora