16. Limando asperezas

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- Mire, la verdad es que me porté como un patán - haciendo una pausa continuó - Hemos pasado algunas situaciones desagradables con la vida amorosa de mi papá, aunque eso no justifica mi comportamiento. Así que: voy a aprovechar este momento para pedirle disculpas oficiales por el día que la conocí -

- Estaba convencida que mis ojos no llegarían a ver este momento - acomodándose exageradamente se dispuso a escuchar lo que le iba a decir, he hizo el ademán de comer poporopos.

La observó un momento y riendo empezó - He tenido un par de muy malas experiencias con mi papá, desde que mi mamá murió. Créame que ser acomodado hace que la gente a su alrededor este con uno por interés, me ha tocado aprender eso a la mala y por eso soy muy cuidadoso y hasta selectivo con la gente con la que me rodeo. Mi papá quedo muy mal cuando murió mi mamá, un par de... señoras... hicieron unas sus jugadas bien feas y pobre mi papá estaba ilusionado. El pobre viejo no salía de una para caer en otra. Creí que usted podía ser una de esas. -

- Uy, pero ¿con tanta diferencia de edad? –

- Si le contara – suspiró él. Pensando un rato siguió – ese día además tuve una discusión fuerte y estaba furioso, como dije, no me justifica. Quiero que sepa que no soy así. –

Lo observaba con los ojos entrecerrados mientras él esperaba algún comentario con los ojos bien abiertos. Al ver que ella no respondía, alzó los hombros y dio por terminado el tema. En ese momento ella comentó – No –

- No ¿qué? – preguntó el confundido

- Que estoy comprobando que no es así - El comentario lo hizo sonreír.

Miranda abrió la bolsa de los postres, dentro había otra bolsa con varios papeles y un sobre con dinero; además de dos relámpagos rellenos de manjar, dos panecitos de arándanos y dos alfajores.

- Aquí hay otra bolsa con – dijo ella observando los papeles – facturas.  Son del hospital. ¿Son las de la? –

- Si - interrumpió Luis Felipe - El seguro pagó la totalidad de esas facturas y ahí está su dinero –

Ella se sintió mortificada y bajando la vista dijo - Perdón por mi arrebato del otro día – pensándolo ahora, había exagerado.

- ¿Cuál arrebato? No me percaté – dijo burlonamente

Miranda se ruborizó ligeramente.

- Estamos a mano – aseguró Luis Felipe tratando de ocultar su sonrisa. Con pesar Miranda asintió. Comieron de la bolsa de postres y al terminar Miranda informó:

- Quisiera seguir platicando, peeeeeero es miércoles y la clase trabajadora - dijo señalándose – tiene que levantarse temprano a ganarse el pan de cada día. -

- No soy diferente a usted, también me levanto temprano a trabajar – Luis Felipe pareció ofendido.

- Usted dijo que era acomodado, pues yo pensé que –

- La próxima tendré listo el teléfono para grabar. Su cara no tiene precio – dijo divertido observando la reacción de Miranda quien había entrado en un estado de incomodidad – pero si me levanto a trabajar también – le aseguró

Poniendo los ojos en blanco agradeció por el café - ¡Delicioso! –

- Y gracias por la comida. Espectacular – completó el.

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El viernes en la tarde Miranda aprovechó para usar el vale que Luis Felipe le había dado, encontró muy fácilmente el salón de Belleza. Era grande y muy elegante, tenía una recepción con sala de espera, como llegar a la clínica de un doctor. 

La pasaron adelante y era como entrar a otra dimensión, un espacio abierto bastante grande. 

En el centro estaban las sillas para cabello y maquillaje, rodeando estas sillas estaban los espacios para trabajos de uñas de manos y pies. Había también varias puertas en donde se hacían faciales y tratamientos corporales.

¿Miranda? – interrumpió sus observaciones una señorita muy amable

Si – confirmó ella

- Por aquí por favor – la guio hacia una silla del centro

- Eheee... yo solo vengo por una manicura-

- El vale que presenta es de servicios ilimitados, podemos hacer cualquier tratamiento de cabello: corte, color, keratina. Maquillaje, pestañas, depilación, manicura, pedicura spa, limpieza fa-

- ¡Gracias! – interrumpió Miranda – una manicura simple estaría bien –

La chica la vio extrañada – pero ¿no va a aprovechar el regalo? –

- Siento que eso sería como aprovecharme del que me lo regaló. Una manicura solamente por favor-

La chica la observó un instante con el ceño fruncido y enseguida la guió hasta una mesa de trabajo de uñas en donde se coloco del otro lado para iniciar el trabajo.

Mientras preparaba el material necesario, la observaba de reojo.

Pasa algo? - preguntó Miranda.

- Ay perdón. Perdóneme por favor. Es solo que me parece super extraño que no quiera sacarle hasta el último centavo al vale. Las chicas que vienen con vales como ese pasan aquí el día entero. Para desquitarse –

- ¿Por qué querrían desquitarse? – preguntó Miranda con ceño muy fruncido.

- Del joven que regala ese tipo de vales – tomando las manos de Miranda continuó en voz baja 

– es el hermano de la dueña. Es tremendo, gasta bastante en el salón. Doña Rocio feliz porque le cobra todos los servicios que gastan sus invitadas y las cuentas son sustanciosas. Recibimos al menos dos al mes. Me alegro de que no sea su caso –

Miranda se quedó muy pensativa. La percepción que se estaba haciendo de él, era muy diferente de lo que le estaban diciendo. La confundía mucho.

Luego de la manicura, las uñas quedaron preciosas, pidió un gelish francés que le encantó. Sus manos se veían muy elegantes.

*********

Miranda había informado que llegaría al bar alrededor de las ocho con un grupo de amigos y así fue. Esta vez tenía un vestido a rayas blanco y negro que llegaba justo arriba de la rodilla con una chaqueta negra de manga tres cuartos y botines al tobillo. El cabello le caía en ondas sobre sus hombros y espalda.

En el grupo de amigos había uno muy bien parecido, era especialmente cariñoso con Miranda, la forma como la miraba y acariciaba demostraba un amor muy profundo. Ella saludó a todos desde su mesa. Esa noche se le veía muy cómoda con sus amigos.

-Pues hacen bonita pareja -comentó Guillermo observando hacia la mesa de Miranda – llegaste tarde mano – continúo dando una palmada en la espalda a Luis Felipe - se te escapó una buena presa.  Por suerte para nosotros, si no, nos dejas sin cantante oooootra vez - 

El rio -no tengo ningún interés en ella vos-

Al terminar el grupo, empezó la música bailable, Miranda y el tipo se levantaron a bailar.
Fue un espectáculo digno de ver.
Bien podrían entrar en una competencia de baile.

La pareja bailó también con otros amigos del grupo. El espectáculo se lo llevaron ellos dos de cualquier forma.

Miranda se despidió de todos llegado el momento y salió muy abrazada con este tipo del bar.

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A la mañana siguiente, cerca del mediodía, Luis Felipe tomó una botella de vino y salió para el apartamento 8 pisos abajo.

Llegando a la puerta del apartamento de Miranda, tocó y esperó un momento.

Le abrió el tipo que estaba con Miranda en el bar la noche anterior. Sin camisa, con una toalla en la cintura y el pelo empapado.


Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora