56. Abandonado ¿Califica?

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Miranda lo vio con los ojos muy abiertos, como si le acabara de contar una intimidad de Naomi que no debió revelar.

- Millie, ese día que habló contigo, ¿qué fue lo que te dijo? – le preguntó en un tono muy calmado.

Miranda lo veía sin saber si comentarle lo que Naomi le había dicho.

- ¿Te dijo que ella no había tenido un papá presente? – preguntó Luis Felipe con el ceño fruncido.

Miranda asintió.

- ¿Qué más te dijo? –

- Por favor, no quiero ... - se detuvo Miranda

- Millie, los papás de Naomi viven juntos y felices y la criaron a ella y a sus dos hermanas en un hogar amoroso. Me consta – afirmó Luis Felipe.

Miranda lo veía con los ojos como platos – ella me dijo que le gustaría que tu estuvieras en la vida de su hija como ella no tuvo esa oportunidad. Ella me rogó que – se detuvo.

- ¿Qué Millie? – preguntó ansioso

- Que les permitiera formar una familia – dijo viendo al suelo en un tono muy bajo - Que tu no sabias como pedírmelo – le dolió el alma recordar ese momento - Que tu querías, pero yo estaba en medio – confesaba Miranda con ardor en los ojos por las lágrimas que retenía.

Rocio se dirigió al cuarto de Lucy para darles privacidad.

- Ay Millie – suspiró – a Naomi lo único que le ha interesado es el dinero y la posición social. Esas dos cosas podía obtener de mi con facilidad - le dijo tomando su rostro - pero mi alma ya está entregada a otra persona. Nadie más la puede tener. Esa es solo tuya.

- Pero tu estabas muy ilusionado con ser padre – dijo ella mientras una lagrima resbalada de su ojo. El la limpio cariñosamente.

- ¿Quién te dijo eso? – le preguntó con ternura

Miranda solo lo observó y él entendió.

- Mi amor – dijo viéndola a los ojos – mi única ilusión sos tú. NADA MAS – dijo con énfasis.

- La vida es muy irónica – dijo Luis Felipe con una sonrisa pertubadora que no venía al caso en este momento – Tu querías un hombre, de preferencia no viudo sino divorciado. ¿Abandonado califica? –

Miranda sonrió débilmente.

- Mi hija es pequeña, pero a ella la descalifica su condición – dijo con una mirada desahuciada.

- ¿Qué estás diciendo? – preguntó Miranda con el ceño fruncido.

- Millie, Lucy es una carga muy pesada que no soy capaz de poner sobre tus hombros –

Poniéndose de pie con el ceño fruncido le confirmó con severidad – LUCY NO ES NINGUNA CARGA. Es un regalo del cielo. Y que no pase ni un segundo por tu mente – dijo levantando el dedo índice con mucha determinación – que me voy a ir. A esa bebé no le va a faltar ni una gota de amor, ni de atención, ni de cuidados - haciendo una pausa reflexionó en lo que estaba diciendo. No era su hija y no se podía inmiscuir de esa forma – Si... si tu... si tú me lo permitis – dijo con tono dubitativo.

Luis Felipe la observaba reteniendo una gran sonrisa.

- ¿El papá puede tener un poquito de ese amor y esa atención? –

- El papá tiene mi alma – dijo sonriendo

Luis Felipe tomó su rostro y luego de observarla unos segundos, sus bocas colapsaron. Se sintió como beber agua en el desierto después de dos días. Como el aire que te oxigena el cuerpo después de quitarse una máscara que no te dejaba respirar.

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora