14. ¿Apostamos?

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Organizaron el repertorio con éxitos de lo que va del siglo 21. Miranda sugirió un viaje por el tiempo, la primera hora en español y la segunda en inglés. A todos les gustó mucho esa idea.

Surgieron también ideas de noches de pop bailable, una noche de dúos, una romántica, una de rock en español - Buenísimo- dijo Luis Felipe emocionado.

-Para banda mexicana, regeton, merengue y salsa, si saben contar, no cuenten conmigo - informó Miranda a lo que todos rieron y Julio confirmó que ese tipo de musica no estaba en su repertorio.

Dejaron todo organizado y lo enviaron al dueño del bar para su visto bueno y sugerencias. Excepto la noche romántica, todo fue aceptado.

Al día siguiente por la tarde, cuando Miranda regresaba del colegio, vio a Luis Felipe jugando en las canchas.
Con eso recordó que debía ir al gimnasio urgentemente pues ya tenía más de dos semanas sin hacer ejercicio.

Una vez con la ropa deportiva se encaminó al gimnasio, la entrada estaba a un costado de las canchas en donde Luis Felipe jugaba basquetbol con otro chico.

La pelota rodó cerca de ella luego de chocar con el cuadro de tiro. La tomó y la lanzó a los jugadores.

- Le garantizo que jugar básquet es mejor ejercicio que entrar ahí - dijo Luis Felipe jadeando al recibir la pelota.

- No lo creo - respondió Miranda retadora.

- ¿Apostamos? Aquí hace mejor cardio, va a sudar más, y es más divertido - insistió Luis Felipe lanzándole la pelota.

- Es posible, aunque en lo de divertido... sería solo por su compañero de juego - Miranda hizo cara de desagrado desafiándolo.

El chico rio por lo bajo y chocó las palmas con Miranda.

- Cien quetzales a qué tengo razón - ofreció

- Mmmmhhh, algo que no sea efectivo -

La ceja de Luis Felipe casi se topa con su cabello de tanto que la alzó

- Estaba pensando en comida - recalcó Miranda con los ojos entrecerrados

- ¡Claro! ¿Pues que otra cosa podría haber sido? - confirmó tratando de esconder la sonrisa

- Si no llena mis expectativas: yo quiero algo del café de la esquina y si usted gana... que no lo creo... los invito a algo que yo cocine -

- Yo me quedo con los cien Wii - advirtió el chico

- Va! - dijo al muchacho y volviéndose a Miranda - ¿pero a mi quien me garantiza que cocina bien? - fingió preocupación.

Ella lanzó la pelota con fuerza para iniciar el juego.

Sabía cómo jugar porque su hermano estuvo en la selección de basquetbol del colegio y le había enseñado todo lo necesario para jugar.
Eso no la hacía necesariamente una excelente jugadora, sobre todo contra un jugador profesional.

Luego de 45 minutos, era evidente que Miranda había perdido la apuesta, estaba empapada, el cardio había superado sus expectativas y lo peor es que se había divertido mucho.

Luis Felipe era alto y no le costaba robarle la pelota, pero ella se había valido de empujones y más trampas para encestar varias canastas.

Al menos su buena puntería le ayudó para no salir tan mal.

El chico no estaba muy contento con el desempeño de Miranda en el juego por lo que, tratando de ocultar su evidente enojo, dijo que tenia tareas que hacer y se fue.

- Bueno y ¿cuál es el pago que va a darme? - preguntó aun jadeando - si me permite sugerir, podría ser un pago sencillo, usted me da un lote de galletas de las que hizo y con eso queda saldada cualquier deuda. -

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora