57. EPILOGO

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¿Estas nervioso c3r0t3? – le pregunté a Julio mientras estaba en medio mío y del sacerdote esperando a Sofia. Me había escogido como padrino de su boda. Me sentí muy especial, pero me pareció extraño. Es muy cercano con sus hermanos.

Julio me observó con una sonrisa maléfica, seguramente pensando en todo lo que haría esta noche con su nueva esposa.

Estábamos en la casa de la playa, me había hablado para usarla en este evento. 
Coordinamos con los primos y aquí estamos.

Habían preparado la boda a la orilla de la playa, a las cuatro de la tarde.
Hacia calor, pero el paisaje era espectacular.

Suerte que no había que usar corbata.
Yo tenía un chaleco y Julio un saco color crema al igual que el pantalón. La camisa era blanca.

Había un arco de flores blancas, moradas y lilas, por donde iban a pasar las damas y la novia.

Sillas de madera blanca organizadas a cada lado de una alfombra que cubría una plataforma de madera.

El altar era una mesa con un mantel elegante y todos los implementos que el sacerdote necesitaba.

Julio no era muy religioso, pero me contó que Sofia sí.

Porque no me terminaba de cuajar la idea de una boda religiosa, nunca se me hizo del tipo que se casa por la Iglesia.

Pensaba lo mismo de mi mismo, pero ahora con Miranda me casaría con ella por cualquier religión

Había planeada una celebración muy íntima al finalizar la ceremonia en la parte del rancho.

Estaba todo muy bien organizado y decorado.
Los de la comida ya estaban finalizando los detalles del catering.
La música ya estaba montada porque también serviría para la Misa.

Ya era casi la hora y no estaba ni la mitad de los invitados. ¡Raro!

Palmeé la espalda de Julio. Me alegra mucho que este c3r0t3 siente cabeza.

Esta chava es justo para él. Igual que Miranda y yo. Siento un poco de envidia, pero de la buena.

Estos últimos 12 meses han sido todo un torbellino. Ciertamente Lucy con su condición es un desafío.

Hemos enfrentado algunas crisis de salud, pero Miranda me ha sorprendido en su papel de mamá.

Nunca imaginé como sería, creo que ella tampoco:  Dedicada, detallista, cuidadosa, organizada, fuerte y resiliente.

Asombrosamente resiliente. La vez que tuvimos que llevar a Lucy al hospital, me sorprendió su entereza. Aunque luego la encontré llorando en la terraza.

Ha investigado mucho para ayudar a Lucy. Ya va a la mitad de una maestría a distancia en España: Síndrome de Down en la primera infancia.

La admiro, me hace querer ser mejor persona y cada día la amo más.

Y por encima de todo este torbellino, siempre tiene una sonrisa reservada para mí.

Yo también me he asombrado de mi capacidad como padre: puedo cambiar pañales, preparar el biberón, bañarla y lo disfruto mucho. Muchísimo.

Pensé que no podría volverme a enamorar y que Miranda era la única mujer de mi vida, pero debo confesar que si hay otra.

Me tiene babeando y la amo con locura. Lo mejor de todo es que las puedo tener a las dos.

Adoro esa sonrisa chimuela que se dibuja cuando me ve y los besos babosos. Adoro arrullarla y cantarle para que se quede dormida.

Cuando me enteré que Millie no podría ser mamá, en automático salieron los hijos de mi futuro, una vez ella estuviera en él.

Remiéndame el almaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora