CAPÍTULO 11: Avión

59 9 2
                                    

Al salir nos encontramos con la recepción vacía. Al parecer alguien debía estar rindiendo cuentas. Y la recepcionista voluptuosa tendría más de un problema.

—¿A donde vamos? —interrogue al ver que Antry tomaba otro camino distinto.

—Debemos ir a Smockvill; es el lugar donde ocurrió la última masacre —respondió Criss.

—Vamos a el aeropuerto que queda en el último piso —agregó Jael—. Allí nos esta esperando un avión.

No me quería ni imaginar como eran los aviones.

—Voy a comerme mi chocolate primero —espete empezando a destapar la envoltura.

—Debemos irnos ya —siguió Antry.

—Pues váyanse solos; yo primero me voy a comer mi chocolate.

Era pequeño, pero llevaba tantos años añorándolo que me relamí los labios de sólo verlo. Lo lleve a mi nariz y lo olfatee con fuerza.

Quería que se impregnara en mi y eliminará el olor de los vampiros.

Le di una pequeña mordida. Estaba dulce y sabía a gloria. Era tan pequeño que sólo me quedaba otro bocado. Me lo comí y sentí en el pecho algo que no experimentaba hacía mucho; alegría. Ese chocolate sabía a gloria.

—Si ya terminaste con tu ritual podemos irnos —exigió Antry.

—Déjala tranquila —pidió Criss—, ella no le está haciendo mal a nadie.

—Criss tiene razón. Y si quieres más chocolates sólo debes decírmelo y yo te conseguiré los que desees.

El ofrecimiento de Phoe era el mejor que me habían hecho desde que había salido de prisión.

—Creo que por el momento es mejor irnos. A el señor genio agrio le pueden salir más arrugas.

Los tres guardias sonrieron menos el mencionado.

Lo dicho; el mal humor iba a matarlo.

Seguí a Antry sin decir nada más. Subimos por unas escaleras y pronto estuvimos en una gran pista. Observé cada cosa a mi alrededor y por primera vez en mucho tiempo me sorprendí.

Oculte mi cara de tonta asombrada para que los guardias no se burlaran de mi.

—Allí está el avión —comento Phoe señalando una gran caja cuadrada.

La caja se asemejaba a un cubo.

Sino que era de unos doce metros. Su color era brillante plateado y se movía en círculos.

—Sin alas —susurre.

—Si —agregó Antry—, ahora así son los aviones.

—¿Esa cosa si vuela? —cuestione sin quitar mis ojos del aparato.

—Como un pajarito —añadió Phoe.

—Si; como un pajarito muerto —concluyó Jael.

Ahora resultaba que mi causa de muerte no iban a ser las batallas con los vampiros y licántropos. Iba a morir de un síncope de altura.

Mala cosa y muy vergonzoso para un cazador tan fiero como yo.

—Vamos adentro —ordenó Antry.

Frente a el se abrió una puerta. Ingrese por pura y mera valentía. Todo para que los humanos no pensarán que era una cobarde.

Adentro todo era de un color blanco. Habían varias sillas y una mesa.

—¿Y los pilotos? —pregunté.

—Esto vuela de manera virtual; los pilotos en esta época son obsoletos. Nada de eso se usa ahora.

Caí como una piedra sobre una de las sillas. Literalmente me sentía como un dinosaurio.

Las invenciones iban a acabar con mi cordura.

La caja hizo un sonido extraño. Era como un silbido muy agudo.

En un acto reflejó me tape los oídos antes de que me estallaran.

Después de unos segundos que se me hicieron eternos el ruido cesó y la caja dejó de moverse.

—¿Qué era ese sonido?
—Lo produce el avión a el entrar a el vacío —dijo Phoe que se había sentado cerca de mi—. No hay nada de que preocuparse; en menos de diez minutos estaremos en nuestro destino.

—Tengo sueño —añadí—. Estoy cansada y quiero dormir.

Criss halo una palanca que se hallaba a el respaldo de la silla. Luego la acomodó hacia atrás de manera que esta quedó como una camilla. Me voltee de lado y cerré los ojos. Me dispuse a descansar así fuera unos cuantos minutos.

El Giter que habían puesto en mi me agotaba de una manera impresionante. Sin embargo sabía que mi cuerpo se iba a acostumbrar a el y terminaría utilizándolo a mi favor.

Antry se movía de lado a lado. Por sus pulsaciones cardíacas sabía que estaba nervioso. Criss se sentó frente a mi y Jael fue a hablar con Antry. Phoe me imitó y se hecho a dormir.

—¿Qué te pasa?, desde hace rato que estas muy inquieto.

—No te lo puedo decir ahora —respondió Antry—. Ella lo oye todo.

—Scarlett esta dormida ahora. No creo que pueda oírnos.

—Es muy inteligente —comentó Antry largando un suspiro— y muy...

—Hermosa, sexi y letal —completo Jael—. Cada vez que dice o hace algo no se que me da más; si deseo o miedo.

—Estuvo a punto de hacer que Duchelis y Ferguson se hicieran pedazos. Ella es muy peligrosa; y no se porque pero presiento que va a destruirnos a todos.

—A nosotros no; ella sería incapaz de hacernos daño. Pero creo que cada vampiro y licántropo que se le acerque estará en riesgo —Jael soltó un sonoro bostezo—. No dudo después de lo que vi que pueda capturar a el Alfa oscuro. Lo que me preocupa es saber a que costó.

—Pase lo que pase lo único que tengo claro es que ella va a ganar —añadió Antry—. Esa cosa que le pusieron no servirá de nada.

—Creí que después de 140 años de presidio estaría acabada. Pero todo lo contrario; con el pasar del tiempo al parecer se volvió más fuerte.

Antry al fin dejó de caminar y se sentó en una silla junto a Jael. Podía escuchar el ruido que hacían sus cuerpos al respirar.

Hasta note que Antry tomaba café sin azúcar. Mientras Jael revisaba un tipo raro de dispositivo que parecía una pantalla pequeña.

Antry bebía de una manera diferente el café. Tomaba un pequeño sorbo, lo mantenía en su boca unos segundos y luego si lo ingería. Después llevaba la taza hacia su nariz y aspiraba el aroma.

Si que era raro.

Después de unos minutos volví a escuchar el mismo ruido y me removí incómoda. Hice de cuenta que acaba de despertar y me senté en la camilla.

Supuse que habíamos llegado a nuestro destino.

Era verdad; acaba de aterrizar a un nuevo mundo. Un mundo que esta vez estaba dispuesta a dar fin.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora