CAPÍTULO 58: Cuarto de baño (Escena Spicy)

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ANTRY:

Me desperté adormilado. Había perdido la noción del tiempo. Ojee toda la habitación. La ropa estaba desperdigada por el suelo. La cama hecha un desastre y mi cuerpo se hallaba un tanto adolorido.

Sobretodo mi entre pierna.

¡Oh bendita mujer!; por poco y me mata en una noche.

La cama estaba vacía; me impulse sobre mis manos y me senté en ella.

¿A donde pudo haber ido?

Me estire como un gato y me puse de pie. Pensé que me dolería más el cuerpo, pero tan sólo tenía un leve cansancio.

Ahora lo importante era buscar a mi diosa de cabellos rojos. Escuche el sonido del agua al tocar el piso. Provenía del cuarto de baño.

Camine hasta allí. Scarlett estaba desnuda bajo el agua.

Me plante en el umbral de la puerta a admirar las vistas. Ella sonrió al notar mi presencia. Aún sin abrir los ojos podía sentirme a kilómetros.

Se giró hacia mi y me tendió su mano para que fuera.

Oh rayos...

Y yo como era tan buen chico le hice caso enseguida.

Tiró de mi y me llevo bajo el agua. Ese líquido estaba tibio y se sentía tan relajante estar allí.

Ella me abrazó por el cuello y me besó con delicadeza.

—Amor, ¿cómo has dormido?

Oírla decirme “amor” no tenía precio.

—Estoy en el paraíso —comenté recorriendo su cuerpo con mis ojos—, y frente a mi esta una diosa..., una de carne y hueso.

Ella sonrió aun más. Tomé su trasero entre mis manos y la pegué a mi.

—¿Creíste que escaparías tan fácil? —cuestione mordiendo su clavícula—, aún falta más.

Mi miembro se puso muy erecto y duro. Sentía como palpitaba ante la mención de tenerla de nuevo. Scarlett se soltó de mi y se alejó mirándome con una ceja arqueada. Bajo sus ojos y se mordió el labio.

—¿Quieres que te ayude con ese problemita? —interrogó en un susurro.

—Tú eres la única que puede —confesé en voz baja.

Se giro y me dio la espalda. Esa vista de ella era espectacular...

Me acerqué y la tome de las caderas. Colocó ambas manos en el cristal de la pared. Moviendo su trasero cerca de mi.

Le di una sonora nalgada y apreté su trasero con la yema de mis dedos. Entreabrí sus nalgas y tomando con una de mis manos su cabellera rojiza la penetre con lentitud.

—Antry —musito.

Ella susurraba mi nombre y eso me excitaba más. La empotre muchas veces. Moviéndome sobre ella. Dejando que sus gemidos y los míos se entremezclaban con el sonido del agua. Diciéndole “Te amo” en el oído. Olvidándome del dolor de mi cuerpo para solo entregarme al placer que me producía tener sexo con ella. Hacerle el amor…, hacerla mía.

Mi entre pierna vibraba de emoción; de placer y su cuerpo entero temblaba con cada penetración. Después de eso nunca volvería a desear a otra mujer que no fuese ella.

Me adentre en Scarlett hasta el fondo. Hasta que mi piel y la suya fueron una. Y como en la noche anterior ambos llegamos a la vez. Alcanzado al tiempo el orgasmo. Extasiado el uno del otro, pero no satisfechos.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora