CAPÍTULO 20: Ella

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ANTRY:

No la encontraba por ningún lado. Empecé a sentirme impaciente y también asustado.

Debia protegerla pero su carácter no ayudaba en nada. Todo el tiempo estaba a la defensiva y después de lo del plato comprendí que era peligroso estar cerca de ella.

Aun así sentía la necesidad de cuidarla. No era sólo porque me lo habían encomendado como trabajó sino porqué me placía hacerlo.

Y a quien no, si era la mujer más bella que había visto.

Siete años contemplándola a través de las cámaras y ahora que la tenia cerca, frente a frente no sabía como tratarla.

Scarlett era perfecta. Sus ojos verdes eran tan fuertes que me torturaba cada vez que me miraba con ellos. Su rostro angelical era un completo engaño ya que ella no tenía nada de dulce.

Con todo y eso su cuerpo me volvía loco. Sabía que podía matarme con sólo mover un dedo aun así a mi no me importaba y procuraba estar lo más cerca posible. Me imaginaba como sería tocarla sin pudor alguno; deseaba fundirme en su piel y hacerla mía.

Todo eso eran anhelos imposibles. La mejor cazadora del mundo jamás se fijaría en un humano débil como yo.

—No hay señales de ella —comentó Criss—, ha desaparecido.

—En algún lado debe de estar —replique angustiado—, el Alfa debe tener su escudo y por eso no podemos verla.

Phoe y Jael seguían buscando cerca de nosotros. Estábamos justo en el centro del laberinto.

Me fijé en algo que había en el suelo. Un pequeño lazo de color rojizo.

Me agache para cogerlo entre mis dedos. Era un mechón de su cabello. Lo pase por mi nariz y si efectivamente olía a ella. Su aroma era delicioso e inconfundible.

—¡Jael, Phoe vengan aquí! —grité.
Ambos corrieron en mi dirección. Envíe la señal a el coronel para avisarle que los habíamos encontrado.

Apunté justo a el centro del laberinto, sin dudarlo dispare en varias ocasiones. Al hacerlo una burbuja antes invisible se hizo presente.

Criss y Phoe dispararon abriendo un gran agujero en el escudo del Alfa.

Sin pensarlo me eche a correr y entre por allí. Mis hermanos me seguían de cerca. Habían demasiados licántropos.

La busque con mis ojos y la vi justo en el centro de aquel horrible lugar. Estaba siendo sostenida por el cuello. Ese ser que la tenía debía ser el Alfa oscuro.

Un licántropo venía a gran pasos hacia mi. Le dispare dándole en una de sus piernas. El hombre lobo se desvaneció y cayó a el suelo.

El Alfa tenía a Scarlett muy cerca de el. Pareciera que fuera a besarla.

—¡Aleja tus asquerosas manos de ella! —grité haciendo que el Alfa se fijará en mi.

Le apunte con  mi arma pero no podia dispararle. Ella estaba muy cerca y podía salir herida.

—¡Scarlett agáchate!

Ella me escucho y con su pie pateo a el Alfa. En el instante en que el la soltó yo le dispare dándole de lleno en el pecho.

El Alfa fue expulsado varios metros atrás. La humareda formada por las ráfagas de plata que mis compañeros disparaban no me dejaron ver más.

Seguí disparando hacia donde creía estaba el Alfa.

Esperaba que Scarlett se pusiera de pie. Empecé a asustarme cuándo vi que ella seguía tendida en el suelo.

Entre los cuatros formamos un círculo con nuestras espaldas y nos protegimos de los licántropos que intentaban llegar hasta nosotros.

Percibí una sombra tras de nosotros. Debía admitir que me daba alivio ver a el coronel Yulian. El tipo me caía pésimo. Era tan encantador que se me hacía un falso. Pero en ese momento lo necesitábamos.

El avanzó con Jerit y Noga siguiéndole los pasos. Iba directo hacia donde el Alfa había caído.
El Alfa no me importaba en lo más mínimo. Lo que realmente me interesaba era que Scarlett estuviese bien, ella era lo más importante para mi.

Corrí hacia Scarlett  y caí de rodillas a su lado. Había demasiada sangre alrededor de su cuello.

El Alfa se lo había cortado con sus garras.

¡Maldito hijo de su madre!¡Iba a hacer que se arrepintiera de eso!

La herida era terrible sin embargo ella lo soportaría. Era tan fuerte que aguantaría cualquier cosa. No como yo; que un simple plato me fracture como una muñeca de porcelana.

Ella misma me lo dijo y tenía toda la razón.

Toque con delicadeza su suave rostro; seguía con los ojos cerrados y respiraba muy poco.

—¿Cómo está? —interrogó Criss cayendo a su lado— ¿Qué fue lo que le hizo?

—Le perforó el cuello —respondí—, no te preocupes estará bien.

Sabía de los sentimientos de Criss hacia ella. Scarlett era como su amor platónico y fantaseaba con ella.

Criss era tan bueno que no lo podía ocultar.

—El Alfa se escapó por un portal —agregó Phoe llegando a un lado.

—Al parecer tiene muchos más poderes de los que creíamos —completo Jael agitado—. El coronel Yulian esta intentando rastrearlo pero sin Scarlett es imposible.

El Alfa era un ser muy poderoso. Si hubiese sido un licántropo normal había sido gravemente herido por el disparo que le di.

La noche no había sido para nada buena. Scarlett estaba herida y el Alfa se nos había escapado.

—Voy a llevarla a el avión —comenté—, debe descansar.

Tomé a Scarlett entre mis brazos. Tenerla así se cerca se sentía muy bien. Era placentero tener su cuerpo tan cerca del mío. Respire hondo para intentar tranquilizarme.

Decidí no mirarla para así no embelesarme con su belleza. Camine hacia la salida seguido por mis compañeros.

Yulian se presentó justo enfrente de mi. Su mirada se clavó en Scarlett que seguía sin despertar.

—Ya está sanando —espetó—; el Alfa es muy fuerte. Si esto le hizo a ella quiere decir que es mucho más poderoso de lo que pensamos.

—La llevaré a él avión para que descanse —añadí molesto—, es cuestión de minutos para que este como antes.

—Esperaba que Scarlett pudiese asesinarlo esta noche. Es una lástima que no lo haya hecho.

—Deberían reconsiderar lo de sus armas —intervino Phoe—, con ellas quizá todo hubiese sido distinto.

—Es algo que voy a hablar con el Lord —concedió Yulian largando un suspiro—. Por el momento las criaturas están a salvo. Y ya paso la media noche,  así que no se llevó a cabo el sacrificio.

—Fue un día muy largo coronel —musito  Criss—. Debemos ir a descansar.

El coronel volvió a mirar a Scarlett.

—Tienen razón, voy a autorizar su despegue para que vayan a la habitación que se le ha designado. Si pasada una hora no despierta llamen a el doctor.

—Coronel Yulian nosotros sabemos que hacer —exacerbe con enojo—. Recuerde que estamos aquí para cuidarla; encárguese del Alfa oscuro y nosotros de ella.

Pase por un lado sin esperar a que el me respondiera algo. Jael solía decir que iba a ganarme una ida a el hospital si seguía siendo tan altanero.

Yo no me iba a arrodillar frente a los vampiros y licántropos. Nunca les había tenido miedo y eso no iba a cambiar.

Ya en el avión la coloque sobre la camilla. Scarlett seguía con la misma expresión. Estaba tan inerte que creí que no iba despertar nunca.

En cuestión de minutos llegamos de nuevo a el comando. Descendí con ella en mis brazos hasta el piso veinte. No iba a dejar que nadie más le pusiera una mano encima.
 
 

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora