CAPÍTULO 42: Soledad

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SCARLETT:

Me retorcí en el suelo, los colores y las formas empezaron a formarse frente a mis ojos. Estaba en un lugar que reconocí como la entrada del comando.

Olía a sangre de vampiro y de licántropo. Aspire con fuerza y entre todos esos aromas estaba su olor.

El olor de su sangre...

Sentía mucho miedo de perderlo. No podía respirar de solo imaginármelo muerto. Aún tambaleándome corrí hacia donde aquella esencia se hacía cada vez mas fuerte.

Baje por unas escaleras anchas; allí abajo habían mas cadáveres y mucha más sangre.

Cada vez sentía más su presencia y eso avivo las fuerzas en mi. No sabía cuanto tiempo había permanecido en el portal, esperaba que no fuera tarde.

Corrí hacia la habitación en la cual él se hallaba. La imagen me dejo helada; sentí tanta ira, como miedo.

Él no por favor, él no...

El Alfa sostenía a Antry por el cuello; él tenía los ojos cerrados y sus manos descolgaban hacia un lado. Su corazón aunque poco, todavía latía.

El Alfa lo acercó hacia el y sacó sus colmillos. Iba a comérselo aun estando con vida.

Me abalance sobre el como una fiera. Lo golpee tan fuerte en el rostro, que varios de sus dientes cayeron al suelo.

La sorpresa de mi ataque lo hizo retroceder, soltó a Antry con fuerza hacia un costado.

Menos mal yo estaba allí. Corrí hacia un lado y lo agarre en el aire. Estaba muy mal herido; sentí ganas de llorar al ver sus bellos ojos cerrados.

El lanzó un quejido, no obstante no abrió sus ojos. Lo dejé con cuidado en el suelo mientras iba a arreglar un asunto.

Se iba arrepentir toda su vida de haberlo tocado.

-¡Maldita perra! -vocifero tocándose la boca.

Sus colmillos cayeron justo en mis pies.

-Una parte cercenada por un cazador no vuelve a crecer, ni se recupera -le dije-. Ahora que vas a hacer sin tus colmillos ¡Vampiro del demonio!

-¡No me importa que seas mi compañera! -voceo con enfado-, voy a asesinarte...

-Ven e inténtalo.

Se me lanzó encima; Esquive su cuerpo y patee su espalda rompiéndole las costillas. El muy maldito estaba débil y no entendía muy bien porqué.

-Ahora si te vas a enfrentar al poder de un cazador; te haré pagar por cada humano muerto en tus manos.

Se giró para atacarme, tome uno de sus brazos y lo hice a un lado. La extremidad no se desprendió del todo, sin embargo le quedo inutilizada.

Se alejo de mi y empezó a transformarse en lobo. Esa era la única forma que tenía de sanar.

En menos de un segundo un imponente lobo negro de más de dos metros caminaba hacia mi dirección. Me preparé para lo que vendría.

Transformarse en lobo era lo peor que podía hacer un licántropo cuando se enfrentaba a un cazador.

El empezó a perseguirme y yo a correr; salte hacia atrás y como el Alfa iba tan cerca no pudo frenar.
Caí montada sobre el y sin más miramientos le arranqué las orejas. El aullido que lanzó, creo que pudo oírse a varios kilómetros de distancia.

Se giró con rapidez y me aprisiono entre el suelo y su espalda.

El Alfa empezó a aplastarme con el peso de su masa muscular. En respuesta utilice toda mi fuerza y me lo quite de encima.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora