CAPÍTULO 61: El arma

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ANTRY:

Me voltee furioso. No entendía porque tenia que arriesgar su vida de esa manera.

Ahora éramos una pareja. Y creía que tendría más confianza en mi pero me había equivocado.

—Tenía que hacerlo. Fui a buscar a Frankenstein —se justificó.

Se hallaba sentada con las piernas cruzadas.

—Pudiste haberme dicho a donde ibas —agregue tomando el alcohol—, mira como tienes las manos. Ellos pudieron haberte atrapado.

—No soy tan tonta como para dejar que eso pase —refuto alzando la voz—. Además no te dije nada porque sabía que irías conmigo y era peligroso.

—Pero se supone que somos un equipo —recriminé girándome—. Tienes a muchos agentes a tu disposición y podrías haber llevado a alguien.

Me observó fijamente y me miro con sus bellos ojos como si no hubiese hecho nada malo.

—Amor entiéndeme, nadie se podía enterar de lo que hice.

Me acerqué a ella y me arrodille a su lado.

—Muéstrame las manos —le dije.

En los momentos en los que ella salía herida, no me importaba la operación ni nada que tuviese que ver con el Alfa. Lo único que me importaba era su bienestar.

Ella dudo en hacerlo así que subí mi tono de voz.

—¡Que me muestres las manos! —exigí.

Al fin me las tendió. Abrí los ojos al ver las quemaduras que se había hecho. Eran profundas y no sabía cuanto tiempo podían tardar en sanar.

—Voy a llamar a el doctor Mera. Estás muy mal herida.

Me iba a colocar de pie pero ella me detuvo. Colocó su mano sobre mi hombro y volvió a agacharme.

—Me encanta que te preocupes tanto por mi —con el dorso de su mano me acarició la mejilla.

Esa parte de su muñeca era la única que no tenía lacerada.

—En un par de horas estaré bien, no necesitas llamar a el doctor. Además creí que sería peor. Por una extraña razón no me queme tanto.

—Pero...

—Nada Amor —musito acercando su rostro al mío.

Acorte la distancia para besarla. Sus labios eran gloria para mi; como comerme un pedazo de cielo.

—No me vas convencer con esto —añadí en medio del beso—, no es suficiente.

—Para mi tampoco —confesó moviendo su cuerpo hacia mi.

La tome de las caderas con firmeza. Ella estaba excitada y yo también. Abrió las piernas y yo me acomode en medio de ellas. La había tenido horas atrás y ya la quería poseer de nuevo.

—No sales de mi mente ni un sólo instante —murmure besándola con más pasión—. Pídeme lo que quieras alma mía y te daré lo que desees.

—A ti, mi amor —farfullo soltando un gemido—, eres lo único que quiero y necesito.

—Señorita Scarlett.

No la conocía pero empezaba a odiar a Steven. Lance un bufido a la vez que Scarlett sonreía.

—¿Qué pasa Steven? —preguntó.

Empecé a revisar sus manos y note que ya las quemaduras más pequeñas comenzaban a sanar.

—La están esperando en el centro de mando. Los licántropos volvieron y hay información del cambia formas.

Scarlett suspiro antes de dirigirse a la máquina.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora