CAPÍTULO 38: Solo mía

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SCARLETT:

Me regresaron a la habitación. Y allí estuve por largos tres días. El coronel Yulian estaba ocupado indagando y no había vuelto a requerir mis servicios.

El aburrimiento se apoderaba de mi a cada instante. Con la única que hablaba era con Wenter. Nuestras conversaciones se reducían a hablar ella de Criss y yo a oírla.

Mientras ella hablaba de los atributos del joven guardia yo pensaba en los de Antry. Pensé que estar lejos de él me haría bien. Creí que al dejar de verlo podría suprimir un poco los sentimientos que me despertaba.

No obstante seguía pensándolo con mucha más intensidad.

—Wenter, ¿Qué dijo Lord Marshall de mi petición? —pregunté dejando a un lado el periódico.

—No lo se aún, el no ha enviado ningún mensaje. ¿Es muy importante que hables con el?

—Si.

—¿De que quieres hablar con el Lord?

—¡De cosas que no te importan! —exclame mirándola mal.

—Perdón, no quise incomodarte —se excusó Wenter.

Se marchó a un rincón de la habitación. Percibí los pasos de unas botas recién lustradas acercarse desde el ala izquierda del pasillo.

Últimamente mi sentido del oído se había agudizado. Escuchaba con mucha claridad cosas que estaban muy distantes. También captaba muchos olores, por eso sabía que Antry seguía en su habitación. El tampoco se había movido de allí.

Alguien abrió la puerta sin siquiera tocar. Criss se hallaba apurado; tras de si venían Jael y Phoe.

—Scarlett debemos salir de inmediato —informó Criss—. El coronel Yulian te necesita ahora mismo.

La mirada de Wenter se iluminó al ver a Criss.

—¿Para que? —interrogue sin levantarme de la cama.

—Encontraron a el Alfa oscuro y el coronel planea una emboscada —respondió Jael—, vamos, no hay tiempo que perder.

Al fin iba tener algo de emoción. A mi vida le hacia falta adrenalina; aquella que me sobraba durante mis años de cacería. Salí detrás de los hombres; Wenter y los demás vampiros venían tras de mi.

Cambiamos de rumbo y no tomamos el camino a la sala sino a el bien llamado “ascensor”.

Aún no terminaba por acostumbrarme a los viajes en la caja metálica. Y aun faltaba lo peor. Como era de esperarse tomaríamos un avión.

Entre en el cubo a la vez que sentí como mis intestinos ascendían hacia mi garganta.

Adentro había mucho movimiento. El coronel Yulian daba órdenes a los miembros de la operación eclipse. Los vampiros y licántropos heridos durante el ataque del cambia formas ya se habían curado. Así que estaban allí.

En medio de la sala del avión había una gran mesa en la cual se hallaba dispuesto un arsenal completo.

No conocía aquellas armas extrañas.

—Scarlett —me llamó el coronel Yulian—. Te estaba esperando; hemos encontrado a el Alfa. Tengo todo listo para al fin acabar con el.

—¿En donde esta? —pregunté.

—En una mina al sur de lo que antes se llamaba el cráter de la Fosa, en la isla de Vulcano —respondió mirándome—. Fue difícil rastrearlo, pero al fin lo logramos. Ese es el escondite que ha usado todo este tiempo.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora