CAPÍTULO 18: Orfanato

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Ocupe un lugar en una silla y los guardias lo hicieron cerca de mi. Entre los cinco se instaló un silencio incomodo producto de mi mal comportamiento.

Antry largo un bostezo. El hombre tenía hambre ya que por mi causa no había probado ni un bocado de su sopa.

—Mañana estaré como muerto —agregó Jael rompiendo el silencio.
—Estoy tan cansado —siguió Phoe—, sólo quiero dormir.

Phoe le sonrió a Jael; quien no dudo en sonreír también.

—Esperemos que después de esta noche todo vuelva a ser como antes —comentó Criss que estaba casi dormido—,  no estoy acostumbrado a tanta adrenalina.

—Si lo logran capturar mañana estaremos libres y no tendremos que cuidarla —soltó Antry—. ¡Al fin se va a acabar esta tortura!

Para el era un tortura estar cerca de mi. Si; lo comprendía porque yo era muy peligrosa. Aun así no pude evitar sentirme furiosa frente a su comentario.

—Pues deberías dejar de custodiarme ¡Soy lo bastante fuerte para cuidarme sola y ustedes no son más que un estorbo!

—¡Ya sabes que son ordenes! —grito Antry de vuelta—, si fuera por nosotros no estaríamos aquí.

Me puse con rapidez de pie y Antry me imitó colocándose frente a mi.

—Deberían renunciar. No son más que unas frágiles muñecas de porcelana que con nada se quiebran —exacerbe acercándome mas a el—. Son unos inútiles, y en cualquier momento se van a fracturar y me van a echar la culpa de eso.

—¡No vamos a renunciar y nos tendrás que aguantar! ¡Te guste o no!

Antry estaba muy cerca. No podía dejar de mirarlo fijamente a ese par de luceros extremadamente negros que tenía. Sentía los latidos de su corazón ir a mil por hora.

Y mi propio corazón empezó a latir de manera extraña. Sus labios carnosos se hallaban fruncidos, al igual que sus cejas. Ni siquiera enojado dejaba de verse exquisito.

Quise desviar la mirada de sus ojos pero no fue posible.

El era precioso pero tenía un carácter de los mil demonios.

¿Qué carajos era lo que me estaba pasando?

Con un sólo toque y Antry estaría fuera del juego. Podía mandarlo directamente a el hospital.

Pero no me sentía capaz de hacerle daño.

—¡Imbécil! —exclame.

—Bruja loca —respondió.

Criss se puso en medio de los dos; rompiendo así nuestro contacto visual.

—¡Basta!, dejen de pelear. Deben aprender a convivir, de esto salimos ganando todos.

Criss me observo con sus grandes ojos verdes.

—Scarlett, del éxito de esta operación depende tu libertad y la nuestra también. Por favor no hagas esto más difícil.

Solté un bufido a la vez que me cruzaba de brazos.

—Pues dile a tu amigo mala cara que deje de molestarme —añadí.

—Yo no te he hecho nada, así que no digas cosas que no son.

Quizá ese era el problema; que el no me había hecho nada y en específico las cosas que yo quería que me hiciera.

—Tus comentarios me molestan.

Antry volvió a mirarme.

—Si es así no volveré a hablarte. Para que estés en paz.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora