CAPÍTULO 60: Zombis

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SCARLETT:

Según el doctor Mera mi estado de salud se debía a que me hallaba deshidratada.

El doctor dijo que llevaba días sin comer ni dormir bien. También me dijo que había tenido una actividad física severa.

Inconscientemente cuando decía esas palabras no pude evitar mirar a Antry quien abrió mucho los ojos. No pensé que tener sexo en ayunas era perjudicial.

Perdón...

El doctor Mera ordenó un electrocardiograma que dio un resultado positivo. La parte del Giter que aun tenía en el pecho se había fundido con mi órgano vital siendo imperceptible.

Ahora ya no había rastros de el en mi.

Para mejorar mi condición me dieron unos multivitamínicos y el doctor me prohibió hacer ejercicio mientras me reponía. Que sería en cuestión de dos horas.

Así que por la noche estaría como si nada. Esa parte si pareció aliviar a Antry quien me dedico una sonrisa torcida cuando lo dijeron.

Para evitar tentaciones y que el tratamiento no surtiera efecto lo envíe a hacerse cargo de la investigación acerca del Alfa oscuro. Habían nuevas pistas sobre su paradero y debíamos seguirlas.

Así mismo tenía a cinco licántropos rastreando a el cambia formas. Alguien debía encargarse de echarles un ojo a los agentes y quién mejor que Antry; a el le encantaba mandar.

Y a mi me fascinaba que me mandará, sobretodo en la cama.

Una vez terminadas las dos horas en las que mi cuerpo se reconstituyo salí en completo sigilo del búnker.

Sólo lleve las armas esenciales y a ningún escolta. La mejor forma de moverme sin ser rastreada era por los ductos subterráneos.

Los vampiros antes se escondían allí pero desde que tenían el mundo para ellos solos dejaron de hacerlo. Ahora esos sitios sólo eran frecuentados por una raza que yo buscaba.

Los zombis...

Nunca asesine a esos seres pero no era tan difícil matarlos. Un disparo en la cabeza y ya. Y yo necesitaba uno en especial.

Quedaban tan pocos zombis que estaba segura de que el estaría allí.

Además la cloaca tenía su olor. Solo lo vi una vez en la que unos cazadores de la verdad lo perseguían. Nos topamos en la esquina de una calle. Al principio pensé en atacarlo; pero recordé que no era mi deber detenerlo. Y que si intervenía quizá los guardianes de la verdad lo tomarían como una ofensa.

Así que lo dejé pasar. Su figura se alzaba por encima de los dos metros. Las cicatrices eran desastrosas y se movía torpemente. Se puede decir que gracias a mi no lo capturaron ese día.

Mi olor se mezcló con el de él y los guardianes de la verdad le perdieron el rastro.

Un kilómetro adentro de la cloaca su hedor se hacía más palpable. Pero seguía sin verlo. Imposible que se escondiera de mi cuando era tan grande.

Mantenía una pistola en cada mano. No me había acostumbrado a las armas modernas así que llevaba dos Colt M1911 de calibre 45. Eran del mismo tipo de las armas que había usado antes de mi captura.

Llegue a una bifurcación en donde el olor era más fuerte. Observé figuras moverse al interior de un túnel. Se movían lento hacia mi. Eran ellos.

Aparecieron de los dos túneles; incluso por el cual yo habia llegado.

Las figuras esqueléticas y desgarbadas me rodearon formando un círculo a mi alrededor. Deje de respirar ya que de todas las criaturas eran ellos los que más hedor tenían. Era de esperarse; no por nada eran muertos vivientes.

CAZADORES DE BESTIAS 1: La ReinaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora