── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒐𝒄𝒉𝒐.

"...I've got the moves baby, you got the motion
If we got together we'd be causing a commotion
I've got the moves baby, you got the motion
If we got together we'd be causing a commotion..."

-Causing a Commotion, Madonna.

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Poseidón no dijo nada, estaba más concentrado en ver al azabache sobre él y estaría mintiendo si dijese que a su lado alfa no le gustaba exactamente cómo se encontraba el japonés.

Sin embargo, debía separarse antes de que algo sucediera y aún no perdonaba a Hades por la serie de burlas de sus demás hermanos. Si hacía algo indebido en un lugar público su vida familiar sería un infierno.

De mala gana, dejó que el omega se retirara para tomar un sitio a su lado.

Por otro lado, Sasaki estaba curioso por encontrarse al rubio en ese lugar tras coincidir en la playa días atrás.

La sensación de felicidad al verlo invadía su ser y una tenue sonrisa se posó automáticamente sobre sus labios.

--¿Qué se supone que haces chico...?

A Poseidón le gustaba mantener distancia con todo aquel que intentara acercarse, más cuando les consideraba "indignos de estar ante su presencia".

Pero el seguir siendo llamado de ese modo por su omega no era algo que iba a soportar. Frunció levemente el ceño para mirar fijamente al azabache.

--Poseidón. No me llamo "chico" --Refunfuñó irritado, su omega debía saber su nombre.

¿Acaso no lo investigó como él? Ese fue un pequeño golpe a su ego de alfa, razón suficiente para seguir mirándolo con el ceño fruncido.

--Y yo Kōjiro. Mucho gusto --Esbozó una sonrisa que logró igualar el brillo del sol, haciendo que Poseidón se preguntara si podría vivir con ello.

Le extendió la mano para estrecharla con la del rubio, pero éste sólo le observó. Para el rubio, esa no era una forma de saludo.

Menos si eran destinados.

Importándole absolutamente nada, invadió el espacio personal del azabache para olerlo. Tan sólo al percibir el suave aroma del contrario fue que su humor mejoró, aunque no ayudaba que para eso casi terminó encima de él.

Suspiraba aliviado cuando el olor era más notorio y eso había sido motivo por el cual las mejillas del pelinegro se tiñeron de carmín.

"¿Por qué hace eso...? Es... extraño pero agradable..."

Un pequeño suspiro del japonés fue lo que le hizo apartarse como si él fuese veneno.

"Controla tus hormonas maldita sea... pero muero por escucharlo en otro sitio..."

Con una sonrisa de superioridad se acercó de nueva cuenta al azabache para hablarle al oído.

--Esa es la manera en la que debes saludarme, inclinando la cabeza para que pueda olerte. Recuerda tu lugar como omega, escoria --El susurro en su oído le erizó la piel, era una sensación que parecía gustarle pese a lo despectivo que fue con él.