𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒕𝒓𝒆𝒄𝒆.

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"...Hallucinations, you occupy
My imagination's running wild
New sensations, sweet temptations
I can't tell what's real and what's..."

-Hallucinations, PVRIS.



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Algunos días después.

La garganta de Sasaki ardía. Durante el tiempo que duró su celo, el azabache no dejó de gritar hasta quedarse afónico.

Aunque no era lo único que le dolía.

No existía un centímetro de su cuerpo que no le hiciera soltar un quejido de dolor, pero era en su espalda baja donde la molestia era insoportable.

Un ardor que se extendía por su piel imposible de controlar o evitar, como si miles de agujas se clavaran en él.

Kōjiro no lo sabía, pero eso era una señal de que su marca de emparejamiento estaba cicatrizado con lentitud. Si se hubiese efectuado la vinculación, ésta hubiera sanado desde el día uno.

Apretó los ojos, la claridad en ellos le era muy molesta. Con pesadez, parpadeó un momento para volver a abrir los ojos dándose cuenta de que no estaba en su habitación.

Podía oír el ruido de las olas del mar y sentir la agradable brisa sobre su piel desnuda, así como percibía otro aroma que le hizo soltar un suave suspiro de alivio.

Algo en su instinto le dictaba que estaba en un sitio seguro, por lo que volvió a cerrar los ojos para intentar conciliar el sueño, acercándose inconscientemente a la fuente del otro olor que le hacía ronronear ante lo agradable que resultaba a sus sentidos.

Poseidón abrió sus ojos con cansancio tras sentir la esbelta figura del omega, pasando con cuidado uno de sus brazos a fin de rodear su pequeña cintura atrayéndole más a él y recargar su mentón sobre los sedosos cabellos negros.

A él también le provocaba escozor su marca de destinado, llegando a cuestionarse si había estado bien el no haberle hecho la de enlace al azabache.

Otro suspiro se escapó de sus labios.

El sueño se le había ido tan rápido como había llegado un par de horas antes tras terminar anudando otra vez al japonés. Había ojeras debajo de esos ojos azules pero la satisfacción de haber reclamado a su pareja destinada hacía que valiera la pena.

Miraba fijamente la puerta, podía percibir el aroma de su hermano y el de esa chinche asiática del otro lado.

Un gruñido salió de su garganta cuando Hades se atrevió a abrir la puerta, abrazando de forma posesiva al azabache y lanzando miradas asesinas a ambos.

--Para eso, debes dejarlo descansar... --El albino intentó razonar con su pequeño hermano, para ser golpeado por las feromonas de éste. Hades arrugó la nariz.

--Ugh, no puedo entrar ahí, dile que suelte a mi amigo para irnos a casa --Desde ese día que Hades se había negado a hacer algo por Qin, éste le trataba secamente.

Seguía enojado con él por no hacer nada para que su amigo no estuviera con ese sujeto.

Su aroma sólo le ponía enfermo, pero su humor empeoró cuando Kōjiro, incluso dormido, liberaba el suyo para calmar a ese energúmeno.

Zheng terminó por alejarse, dejando que sus pasos se oyeran en toda Grecia por lo escandaloso y dramático que estaba siendo.

--Posei, vamos, deja de hacer eso, ambos deben dormir un poco y... --Hades tampoco soportaba el aroma de ambos, era como una clara advertencia de que debía irse antes de que su hermano perdiera los estribos y le atacara como si fuese un desconocido intentando llevarse a su omega.

── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──Donde viven las historias. Descúbrelo ahora