𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒖𝒂𝒓𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒚 𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐.

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"...Vuelan balas
Pegan en el blanco
Alas y aureolas
De cinco a siete
En esta túnica blanca
A través de la oscuridad
Saltando desde lo alto
De regreso al cielo..."

-White Robe, t.A.T.u

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Thessaloniki, Grecia.


Sasaki salió de aquel auto con las piernas temblorosas, tambaleándose por el exceso de dopaminas recorriendo su cuerpo producto de una intensa sesión de sexo en el auto de su alfa, por lo que Poseidón terminó sujetando la cintura del omega que, al sentirlo cerca, comenzó a frotarse como un felino buscando más de ese delicioso aroma que le hacía ronronear de dicha.


-Tch... Si sigues así voy a cogerte otra vez y poco me va a importar que no puedas moverte sólo -Su tono desinteresado no podía apaciguar a ese maldito lado alfa que estaba más que encantado de las actitudes de un omega recién follado porque sólo deseaba estar cerca suyo, catándolo sin intenciones de separarse.


Kōjiro no dijo nada, se movía de un lado a otro, ronroneando por la voz de su alfa, demostrando que se encontraba en un estado de placidez pese a los sucesos vividos días anteriores, al punto que, antes de dar un paso buscó el rostro del rubio y acariciando su mejilla lo besó entreabriendo los labios para sentir como aquella lengua se enredaba con la suya haciéndole sentir que perdía la cabeza.

Poseidón sostuvo con más firmeza la cintura del azabache, correspondiendo con la misma intensidad el beso mientras sentía que su alfa interno ronroneaba extasiado por tener un omega feliz entre sus brazos.


-Alfa...~


El rubio se detuvo al oír ese timbre adormilado, viendo esos ojos marrones cerrándose con suavidad delatando el cansancio del omega, así que, compadeciéndose de él decidió tomarle en brazos para cruzar el umbral de aquel departamento donde vivían y encerrarse por al menos lo que restaba del día con ese dulce pececillo que frotaba su mejilla contra su pecho.

En cuanto le dejó en la cama que compartían para buscar algo más cómodo para su omega, le contempló mejor a la luz del ocaso. La forma en la que su pecho subía y bajaba suavemente; el cabello negro suelto extendido sobre las sábanas y aquel persistente rubor en esas mejillas color durazno hicieron que se acercara a olfatearlo sintiendo sus sentidos agudizarse cuando Kōjiro soltó un suspiro que le erizó placenteramente la piel.

Por un momento sintió la necesidad de abrazarlo y protegerlo de todo, incluido él, llegando a sentir culpa por pensar en llevarlo a Fukui con la finalidad de obligarlo a tener una experiencia de tinte traumático para reafirmarle que debían completar el enlace y que lo único que necesitaba era solamente a él.

Sin embargo, la sola idea de saber que si todo salía tal y como lo estaba imaginando, probablemente Kōjiro jamás volvería a Japón y se quedaría a su lado hasta que muriera.

Se inclinó un momento para olfatear ese delicado aroma, ronroneando por poder percibir tanto su olor como el del omega impregnados en su piel, misma que le llamaba a dejar besos y mordidas para despertarlo continuando así aquel encuentro pasional que habían sostenido en el auto. Su boca comenzaba a salivar de sólo olerlo, deseando sujetarlo para marcarlo.

Por un momento tuvo que luchar contra su propio instinto, apretando los puños para controlar esa dolorosa sensación de sus caninos crecer dispuestos a clavarse sobre su nuca justo cerca de su glándula de olor completándose el enlace y que de esa forma nadie pudiera quitarle a su destinado.

── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──Donde viven las historias. Descúbrelo ahora