── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒕𝒓𝒆𝒔.

"...Incluso recuerdo tu olor olvidado.
Contando las lágrimas que se derraman.
Mientras tarareo suavemente "Tu poema"
Como aquel día, lo dibujo en el cielo nocturno con mis dedos.
Lo llevo conmigo... A tu lugar
Pronto... Verás... Nos encontraremos..."

—Death Wish, GACKT.

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Algunas semanas después.

El silencio reinaba en la residencia.

Ninguno se atrevía a hablar ya que Sasaki seguía sin ánimos de salir de su habitación a pesar de que tenían un descanso por eventos culturales.

—¿Qué creen que haya pasado? —Shiva fue el primero en romper el ensordecedor silencio, Jack dio un sorbo a su té helado mientras que Qin sólo suspiró.

Muy bien, quizás él tuvo la culpa de que ahora Kōjiro no quisiera salir de su habitación, fuera a la escuela, hiciera sus actividades y regresara a casa sin hablar con nadie.

—Puede que haya mencionado frente al infeliz que Koji se hizo amigo de una chica alfa…

Shiva tuvo un tic en el ojo.

—¡¿KŌJIRO HIZO UNA AMISTAD Y TÚ LO EXTERNAS EN VOZ ALTA FRENTE AL NOVIO TÓXICO QUE TIENE?! Me sorprende que te siga considerando su amigo —El hindú no podía creer lo que un pequeño descuido ocasionó.

No le agradaba del todo Poseidón, pero el japonés parecía estar feliz con él.

Entonces, ¿por qué no respetar su decisión?

—¡YO QUE IBA A SABER QUE KŌJIRO TENÍA RESIDENCIA EN TÓXICOLANDIA! —Gritó el chino y justo cuando el silencio volvió, todos repararon en que Sasaki acababa de dejar su habitación.

Lucía desalineado, su cabello era un desastre y sus ojos delataban lo mucho que le había llorado al rubio.

Kōjiro no dijo nada, caminaba despacio hacia el refrigerador para servirse un poco de té helado y regresar a su habitación.

—Sir, ¿estás bien…? —Jack sintió que era el más cuerdo para hablar.

Sasaki le miró un momento para sonreír sin levantar la vista del suelo y con la misma, retirarse a su habitación.

—Vas a llamar a Hades y entre los dos nos van a decir qué demonios sucedió —Shiva le tendió su celular a lo que Qin negó. Tanto él como su novio sólo sabían una parte.

Sólo los implicados conocían realmente su situación actual.

“Por el amor a los dioses, ojalá no vuelvan…”

Parecía un pensamiento egoísta de parte de Qin, pero se sentía más tranquilo sabiendo que Kōjiro no estaba con ese sujeto de carácter volátil.

No quería volver a ver esos moretones en sus brazos nunca más.

Ojalá lo entendiera el japonés.