── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒗𝒆𝒊𝒏𝒕𝒊𝒄𝒖𝒂𝒕𝒓𝒐.

"...So let the guys count the losses
The sums are zeros, they die on the stage
I′ll walk alone again without a goal
I pour lin, kisses on the neck..."

-Drive Forever, T3NZU.

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Después de la no tan sorpresiva desaparición de Kōjiro, todo volvió casi a la normalidad.

La novedad era que ahora Poseidón pasaba por Sasaki después de cada descanso e incluso en sus actividades extracurriculares.

Siempre situándose en medio del japonés y la perra nórdica para dejar su aroma en el omega.

Incómodo para casi todos los que les veían excepto para Kōjiro, el cual siempre le recibía con un abrazo y un tímido beso que daba pie a que el rubio le metiera la lengua en la garganta frente a sus compañeros de clase.

Hrist ya se había acostumbrado a esa manera de marcar territorio, incluso llegaba a tomarles fotografías para enseñárselas al omega y después enviárselas.

Muchas veces terminaban como fondo de pantalla de ambos e incluso en las redes sociales del rubio dejando claro que ese omega era suyo.

Aunque esa peculiar calma terminó cuando Kōjiro se unió al club de kendo y conoció a otro alfa: Miyamoto Musashi.

Poseidón no soportaba ir a los entrenamientos y ver lo cercano que se volvía su omega con aquel tipejo.

"Esa sonrisa sólo debe ser para mí"

"¿Por qué te ruborizas cuando te corrige? ¿Acaso te gusta ese bastardo?"

Su paciencia llegó al límite cuando Sasaki se inclinó para darle las gracias y Musashi se atrevió a acariciar los cabellos de su pareja.

-Nos vamos -Demandó el rubio, tomando con brusquedad la muñeca del omega y comenzando a caminar sin importarle si estaba o no lastimando al contrario.

-Posei... duele... me estás lastimando... -Kōjiro sonreía incómodo al ser objeto de miradas curiosas por los pasillos, pero al mencionado poco le interesaban las quejas o que les observaran.

Estaba harto de ver a su novio teniendo trato con otro alfa.

No toleraba a Hrist y mucho menos a ese sujeto.

En cuanto llegaron a un aula vacía, se encargó de asegurar la puerta y tapar la pequeña ventana de la misma. No se iría de la escuela enojado ni mucho menos dejaría marchar a Kōjiro por su propio pie a las clases de kendo.

-Te voy a dejar muy claro a quién le perteneces, basura -Sujetó con rudeza el cuello ajeno comenzando así un beso sin mermar su agarre, entreabrió los ojos para observar esas mejillas teñirse de carmín y ver aquel iris marrón volverse más brilloso producto de lágrimas por la necesidad de respirar.

Le encantaba ver el rostro del omega de aquella manera.

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No hubo besos dulces. Todos eran agresivos, cargados de ese crudo deseo de tomar lo que le pertenecía por derecho.

Poseidón mordió con brusquedad los labios del azabache para forzarlo a abrir la boca mientras tomaba las muñecas ajenas para situarlas arriba de la cabeza del omega mientras que éste no intentara apartarlo.