── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒄𝒂𝒕𝒐𝒓𝒄𝒆.

"...Gave it all to burn forever underneath the rain
Drowning in the present of a past that I couldn't change
Writing songs instead of letters because I'm too afraid
Afraid of coming back to find that everything is the same..."

-Kingdom Of Cards, Bad Omens.

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Prefectura de Fukui, Japón. Presente.

Los días que siguieron tras su llegada, Kōjiro pasó la mayor parte del tiempo en su nido, durmiendo abrazado de una sudadera gris perteneciente al rubio del que estaba huyendo.

Desde que se habían vuelto pareja años atrás, Sasaki no había dormido sólo.

Siempre conciliaba el sueño entre los brazos de Poseidón.

Aspiró el aroma que desprendía la prenda antes de frotar su mejilla contra ella. Quizás era costumbre o parte de su instinto que parecía aferrarse al alfa, pero no encontraba consuelo de otro modo que no fuera ese.

Deseaba seguir durmiendo, no obstante, el cachorro en gestación tenia otros planes.

Las náuseas matutinas hicieron que dejara a regañadientes su preciado nido para devolver lo poco que tenía en el estómago y dejar parte de su existencia en el retrete.

"Dioses, ¿voy a poder sobrevivir a esta experiencia?"

Soltó un suspiro. Sólo llevaba dos meses, pero presentía que ese bebé iba a matarlo.

Por insistencia de Hrist, saldría con ella para que sintiera la brisa del otoño sobre su piel. Incluso estaba comenzando a palidecer por el tiempo que llevaba encerrado, pero no sentía los ánimos necesarios para poner un pie fuera de casa ni de su nido.

Su lado omega añoraba al alfa. Se sentía abandonado por él cuando fue la parte racional quién decidió huir.

"Mi miedo más grande es regresar y saber que las cosas no cambiarán... ¿Seré capaz de soportar...?"

Un suspiro de cansancio salió de aquellos labios antes de ponerse de pie y retirarse ese horrible sabor de la boca. Trataría de poner su mejor cara para salir con su mejor amiga a recorrer los alrededores.

"¿Puedo amar por los dos...?"

--Creí que rechazarías mi salida, vamos Kōjiro, ¡será divertido!

La voz entusiasta de Hrist le hizo sonreír un momento.

"Quizás no sea mala idea..."

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Atenas.

Dos semanas. Dos malditas semanas desde que no sabía nada de Kōjiro y el humor de Poseidón era de los mil demonios.

Todo el mundo en la oficina evitaba acercarse al hombre, actuaba como un verdadero tirano.

Por más que intentó ser menos hostil con esa pulga china, seguía recibiendo negativas y una bofetada en la mejilla tatuada del chino no era suficiente.

Así que sonrió de satisfacción cuando su puño se estampó contra la mandíbula del asiático antes de que su hermano Hades llegara.

--Dime dónde demonios está mi omega, basura --Sonrió con superioridad al ver como Qin escupía sangre y le miraba con odio puro.