── ❝ 𝑰𝒏𝒕𝒐 𝑻𝒉𝒆 𝑮𝒓𝒆𝒚 ❞ ──

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝒅𝒊𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒆𝒕𝒆.

"...Lo hice a mi manera, más que cualquier otra cosa
Dibujando tantas cosas en mi corazón, que me superé
A veces chocamos. Pero brillamos por encima de toda esperanza..."

-Sandome No Sakura, HIGH and MIGHTY COLOR.

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Fukui, Japón.

Durante el trayecto al lugar donde se quedaban Raiden y Shiva, Kōjiro no pudo evitar soltar un suspiro.

Se sentía en esa etapa estudiantil otra vez, llegando a parpadear con rapidez para evitar llorar por la nostalgia que le provocaba el recordar su vida antes de todo lo que había sucedido.

"Nada de lo que viví, aunque no lo recuerde, se olvida con facilidad..."

La residencia alquilada del matrimonio Shakti le evocaba mucho al japonés el periodo de opulencia durante el shogun Tokugawa.

No obstante, al entrar, lo que llamó su atención no fue el lugar, sino un pequeño que vestía un pantalón holgado, característico en la India corriendo directamente hacia Shiva.

--¡Papá!

El pequeño que no pasaba de los 3 años, extendió los brazos para que el hindú le sujetara y de ese modo, reclamara la atención también de su madre.

--Mis disculpas señor Shakti, al parecer el joven Ganesha les oyó llegar y salió a recibirles --La cuidadora del niño, Parvati, hizo una pequeña inclinación tanto a sus jefes inmediatos como a sus acompañantes.

Shiva sólo sonrió para abrazar más a su hijo mientras que Raiden dejaba un pequeño beso en los cabellos oscuros del menor.

Si Kōjiro se sentía avergonzado por tener un embarazo de dos, su pena se esfumó cuando otros dos niños llegaron corriendo a reclamar la atención de sus padres.

Eso hizo que a su cabeza regresaran las palabras que dijo una vez el hindú:

"En mi país, es normal tener muchos hijos. Incluso en mi familia se nos ha pedido el tener más de 5"

Vaya que se lo estaba tomando muy enserio.

--Creo que sí hay material para una larga plática, ¿No lo creen?

Sasaki soltó una risita y por primera vez desde que huyó, se sintió feliz.

Por reflejo, llevó su mano al vientre todavía plano, sintiendo un agradable calor emanar de él.

Quizás la concepción de los cachorros no había sido la más idónea, pero cuidaría con su vida a esos pequeños que crecían en su interior.

"Son tan suyos como míos. No es el mejor alfa, pero cuidaré de nuestros bebés..."

Con una sonrisa en el rostro, siguieron a la peculiar familia al interior de la casa. Había que ponerse al día después de cinco largos años y pudiese ser que una tarde no sería suficiente para contar absolutamente todo lo que había ocurrido en ese tiempo.

Pero con ello, habría más excusas para volver a reunirse.

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Atenas.

Poseidón seguía sin creerlo. Según lo que había leído del informe de Hermes, tendría dos hijos y llevaban menos de 10 semanas de gestación en el vientre del omega.