La princesa de Leif

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La calidez que le brindaba Katsuki era algo que su cuerpo estaba amoldado desde hace bastante y ahora entendía porque cuando lo salvó en el lago congelado tuvo esa extraña recidiva al secarse juntos.

Restregó gustoso su mejilla contra el torso ajeno de tenerlo para sí por fin, había valido la pena esperar tanto por él.

El comentario en respuesta de que por fin estarían juntos sin problemas le provocó asentir, no obstante, se descolocó su mandíbula al escuchar lo de si quería podían empezar a intentar tener tantos hijos como fuera posible. Dio una carcajada con nerviosismo.

―Si acabo de tomar el té supresor hace unas horas... ―balbuceó con vergüenza.

Puede que él haya dado un genuino comentario inicial al respecto, pero tampoco esperaba esa respuesta inmediata, le hizo un cosquilleo por la espalda sintiendo las caricias de las grandes manos.

Las feromonas de Katsuki ampliaron dándole un entorno satisfactorio y grato, pero lo mejor de todo fue escucharle corresponder a su confesión, diciéndole que también lo amaba, Izuku sentía que su pecho explotaría por la felicidad.

―No me cansaré de oírte, repítelo las veces que sean necesarias de hoy en adelante ―condujo con parsimonia.

Envolvió entre las mantas y los brazos del alfa para poder dormir, sin limitaciones ni evasiones iniciales, estuvieron tan cerca como el cuerpo mismo se permitía, el ambiente nocturno era precioso con el tenue sonido de las gotas golpear el techo. Pudo conciliar el sueño al momento en que su nuca era acariciada con cariño.

Por primera vez en mucho tiempo no recordaba si había soñado, ya fuese un bonito sueño o una pesadilla, la mente estaba en blanco de memorias, tal vez encontrar a su amado fue el cierre temporal para eso.

A la mañana siguiente fue despertado con un disperso llamado insistente que le provocó abrir los ojos lentamente encontrándose con el alfa encima de él, sonrió somnoliento.

―¿Esta es la manera en que siempre abriré los ojos? ―Siseó algo divertido de tener una situación parecida horas atrás siendo acorralado contra el colchón. ―No me molestaría. Buenos días, Kacchan.

Extendió los brazos para intentar estirarse, aunque desistió y rodeó a Katsuki en la espalda una vez que inclinó para besarlo. Fue furtivo y rodeado de cariño, todo indicaba que el alfa no dejaría pasar ningún momento luego de saber que Izuku era la persona que estuvo buscando.

El omega se dejó llevar en esa ronda de besos y caricias refugiado en el calor de la cama, arrastrando las manos por los fornidos brazos del mayor dándoles un ligero apretón ansioso.

Gemidos ahogados conjugando ese beso era lo que podía manifestar, separaron por unos momentos con una sonrisa aterciopelada, resopló cálido con insistencia de volver a tomar sus labios de no ser por un abrupto ruido que les interrumpió ese ambiente.

Levantó un poco la cabeza para asomar entre ellos con cierto aturdimiento, había espabilado completamente luego de ese candente beso y el rugido de un estómago.

Dirigió a ver a Katsuki con una sonrisa resignada, le parecía bastante adorable verlo avergonzado, así que no pudo evitar ser evidente con la felicidad que le provocaba ese cuadro, los ojos le brillaron con ternura, pero poco a poco comenzó a sentir pena por recopilar lo que fue interrumpido.

―Está bien, sé que te debe dar apetito por levantarte temprano todo el tiempo también ―musitó con un gesto agradable acariciándole una mejilla ―pero no se te olvide que ahora mismo estamos de luna de miel, debes descansar y comer mucho.

Sintió sus cabellos alborotar por la mano de Katsuki y rio entre dientes, le observó levantarse y ponerse más ropas abrigadoras para salir, Izuku se quedó unos minutos más acostado mirando con una boba sonrisa al alfa. Todavía no procesaba el que por fin encontró a su amado de la vida pasada, esa persona que estaba ahí poniéndose las botas y adelantarse en salir.

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora