Red String [BkDk rol α/Ω]

Caja de madera

Retorciéndose por los espasmos de dolor en cama, Izuku daba vuelta entre las mantas gran parte empapadas de humedad, sangre y sudor. Su madre se fue hace apenas unos minutos y le parecía una eternidad.

Sus gritos rugían entre un llanto por el dolor, unos lamentos similares a cuando estuvo en el templo de Gudrun sometido al trabajo de parto. El pecho se inflamaba tratando de respirar con agitación, se llevó una mano apretando la manta encima de su vientre y lloró estresado.

"¿Por qué no viene mi alfa? ¿Por qué debo pasar solo este sufrimiento?"

Los instintos del calor le exigían saciar el celo con su alfa, el dolor menguaría con eso, solo tenía la cabeza para remediarlo con ello. Se cayó de la cama intentando levantarse, en el suelo se arrastró a la salida dispuesto a él mismo acudir hacia su casa en busca de Katsuki.

—Tengo que ir con mi alfa... ¡Necesito a mi alfa! —Lloró abiertamente.

Izuku se arrastró hasta la puerta tratando de alcanzar el cerrojo, sus ojos estaban borrosos por el llanto y su mano temblaba tratando de articularse contra la puerta, en medio de toda esa maniobra fue abierta.

—¡Mi alfa! Llegaste...

Gritó con emoción esperando encontrar a Katsuki en el pasillo, sin embargo, su rostro plasmó desilusión de ver que era su madre. Negó la cabeza desesperado.

—Quiero a mi alfa, por favor tráelo...

Inko se inclinó para ayudar a levantarlo y lo dirigió con cuidado de nuevo hacia la cama.

—No va venir, él... —calló lo que diría luego del horrible escenario que encontró—, pero ya estarás mejor.

—Solo él puede ayudarme, quiero su calor, quiero sus abrazos, sus besos, lo quiero... ¡LO QUIERO!

Berreó con caprichoso por celo, su cuerpo estaba aperlado en sudor y el rubor estaba vigente desde sus mejillas pecosos a las orejas.

Inko lo empujó a que acostara, Izuku estaba terco en levantarse y salir por su cuenta sin oír las palabras de su madre por mantenerlo ahí, la desesperación se había apoderado de él.

—¡Tienes que calmarte, no debes salir así! ¡Ni siquiera puedes mantenerte en pie!

—¡¡QUIERO A MI ALFA!!

—Te traje un remedio efectivo, ¡Izuku escúchame! —Exclamó su madre preocupada por ver como su hijo hacía oídos sordos. —Katsuki-kun me lo dio... ¡"Kacchan" me lo dio!

Gritó en un último intento por calmar al omega, los movimientos frenéticos de Izuku por levantarse pausaron de eso, solo abrió los ojos dilatadas y con una pesada respiración al lado con su madre para corroborar lo que oyó.

—¿Kacchan...?

—Sí, "Kacchan". Me dijo que esto va ayudarte, él sabe que estás mal.

—¿Y por qué no viene? —Lloró más calmado.

Inko hizo una mueca meditando si decirle lo que había visto o no, el mismo alfa se había clavado contra la mesa de la cocina para no acudir a su llamado. Abrió la pequeña caja de madera y sacó una de las bolitas de pasta.

—Esto hará que baje tu malestar, solo cómelo.

Inko llevó la bolita café oscura hacia los labios de su hijo ayudándolo abrir un poco más la boca jadeante, Izuku inicialmente ladeó la cara no queriendo consumirla pero a la insistencia de la mujer acató masticando la masa que se disolvía con facilidad en su saliva y tragó con amargura, la pasta sabía incluso peor que el té de raíces supresoras.