Celo III

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La mayoría del tiempo el omega era alguien muy paciente y condescendiente. Llegó a construir máscaras silenciosas tratando de ocultar su dolor a todos, cuando su alfa le empezó a reprochar que odiaba como trataba de fingir con esas sonrisas torcidas se quedó sin alternativas.

Todas las aversiones que estuvo reteniendo en su cabeza estallaron en base a su dolor, la pérdida, el rechazo y la inseguridad de no ser suficiente. Llegó a decir cosas que no quería decir... o tal vez es la verdad que había en él.

—¡Todo es tu culpa! ¡Tu culpa!

Exclamaba a gran volumen como si intentara que se grabara esa etiqueta en el alfa. Todo le salía mal, desde tratar que no volviera a una convocatoria de omegas o decirle que aceptaría que fuera, su mente estaba caótica sin saber que decidir ya y solo arrinconó a tratar de defenderse de todo, hasta de su esposo.

La mente y cuerpo se bloquearon en querer arrinconarse para evitar más estrés por lo que fue tan hostil con sus palabras y acciones.

El sonido estrepitoso de un puñetazo se implantó con golpe en su rostro, fue arrojado al suelo por el impacto quedando un breve instante de silencio. Izuku quedó brevemente aturdido con el particular sabor de la sangre en su boca, le arrastró a recordar el maldito brebaje que lo obligaron a beber para adelantar su parto y del mismo modo envenenó su vientre.

Tosió un par de veces ahogado por el llanto que ahora también adornaba su cara un rastro de sangre desde la comisura de los labios.

El volumen de su voz fue opacado con el tono que Katsuki le bramó agitado y con una furia encima que generó un eco en la habitación.

Izuku debería estar sumiso e intimidado por haber provocado de esa manera a un alfa, pero por alguna razón no estaban esas feromonas dominantes como en otras ocasiones, tampoco la voz de mando, así que no daría paso atrás como un cobarde por los instintos.

Quería responderle, quería gritarle que también conocía lo que era la carga de un líder y por eso ya no quería ser un egoísta celoso, pero su quijada estaba adolorida por el puñetazo y apenas podía respirar con el llanto.

Sus manos acudieron al suelo tratando de levantarse, quedó sentado recibiendo los reclamos y observó al alfa acercarse hacia él. Nunca había visto a Katsuki tan furioso.

Lo miró desde abajo ante sus cuestiones de que hizo tras su fallo, abrió un poco la boca para responder pero al ver como Katsuki dirigía su puño esperó otro golpe, apretó los ojos y se llevó el antebrazo a la cara para escudarse. El puñezato se efectuó, pero el que lo recibió fue la pared.

Sus ojos se abrieron con sorpresa por la marca de nudillos que quedaron en la madera, un golpe como ese facilmente lo hubiese noqueado o hasta matado. Ni en un millón de años podría enfrentar algo como eso con fuerza bruta, era frustrante que por su género no tuviera ese alcance, y lo único que podría hacer adecuado como omega era formular cariño a su alfa y dar una familia. Ahora ni siquiera eso era capaz.

—¡No fueron mentiras! ¡No te rechacé, sólo conozco mi lugar aquí!

Habló por fin al respingar de que no estaba con él en las buenas y en las malas como le aseguró tiempo atrás.

Izuku estaba confundido, un extraño miedo comenzó a corroer en su cuerpo, lo irónico fue que venía de la persona que se supone debía acudir a protegerse: su alfa. Un omega sin su resguardo llevaba a su instinto a recurrir al miedo, a intentar protegerse a sí mismo con lo que tuviera a su alcance.

Sus hombros encogieron y cerró de nuevo los ojos nervioso de oir el ruido de un mueble romperse por los golpes violentos del alfa.

—¡Ni siquiera parece que te duele con tu indiferencia!

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora