Luto II

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La última vez que Izuku miró a Tatami fue en el anuncio del embarazo a la tribu en general, no volvió a dirigir mirada y se mostraba renuente de no tantear el tema con nadie; pero ahora tenía que afrontar sus inseguridades si quería que todo avanzara con armonía con Katsuki otra vez.

El alfa se notó inseguro de esa petición, le percibió gruñendo entre dientes masajeando el dorso de la nariz con la pregunta de si estaba seguro de ir. Izuku apretó sus labios y sujetó con fuerza sus rodillas reclinandose al torso ajeno.

—No estoy seguro de ir, pero quiero estarlo. Quiero ir contigo... —respondió entrecerrando los ojos tratando de reunir su valor.

Al escuchar a Katsuki acatar su sugerencia sonrió un tanto nervioso pero feliz, así que se inclinó un poco más y subió las manos al cuello para empujarlo en un abrazo agradecido.

Complementaron su ropa abrigadora para salir, no hubo indicios de ellos toda la mañana hasta ese momento que algunos transeuntes los vieron caminar juntos y tomados de la mano.

Una vez que estuvieron frente a la puerta de aquel hogar, Izuku se quedó rígido contemplando la fachada de la casa. Se armó de valentía para ir allí como un impertinente, adentrar al santuario de lo que era una pareja casada, tal vez Tatami se molestaría o incluso Shindo quejaría. Negó la cabeza para sí y apretó su enlace a la mano de ajena corroborando el comentario insistente del alfa de que dijera cualquier mínimo malestar para salir de ahí.

—Te lo prometo, voy a tratar de soportarlo pero si no puedo te lo diré inmediato.

Afirmó con una suave sonrisa. Sus hombros se pusieron rígidos al escuchar la puerta abrirse y ver como asomaba Shindo, el cual lucía asombrado de verlo ahí, pero no percibía un rechazo por esa idea. Saludó nervioso y afable, entonces accedió a la invitación de pasar sin soltar la mano de Katsuki.

Por supuesto que al ser un hogar ajeno los olores eran diferentes a lo que acostumbraba, Yo portaba un aroma fuerte a madera y tierra dando un contraste con el olor a dulce de leche que también abundaba sobretodo en la dirección de la sala con la chimenea ardiendo.

Izuku adentró con la cabeza cabizbaja hasta darse ánimo en elevar y encontrarse a Tatami en el sofá dormida, su vista abrió un poco más al percibir el estambre y los ganchos que inmediato asumió de que se trataba. La omega estaba iniciando el dichoso peluche que se daba como tradición para su cachorro, inevitablemente recordó el conejito de estambre que estaba resguardado en la habitación sellada de su casa y nunca tuvo oportunidad de dárselo a su hijo.

Tomó asiento con Katsuki frente a Tatami que fue despertada con cariño por su esposo, no pudo evitar soltar un ligero suspiro al ver el amor mutuo que se daban ellos dos, como si nada hubiese pasado, que logro más grande.

—Lamento la intromisión, es solo que quería venir a ver como estabas también, ya que... Bueno... Estás embarazada... —declaró tratando de mantener la vista hacia la chica, pero en cada parpadeo intentaba evadirla, era algo incómodo todo eso.

Inesperadamente fue bien recibido, ninguno de los dos tuvo una respuesta despectiva con Izuku allí, el cual intentó integrarse adecuado, también percibió la incomodidad y algo de culpa en Katsuki, sintiendo el ligero apretón en su rodilla cuando le preguntó por el embarazo a la omega. Izuku lo miró de reojo preocupado, pero le restregó una suave sonrisa afirmando que estaba bien.

—¿Sabes? Cuando el embarazo lleva apenas las primeras semanas son las más complicadas, al menos conmigo fueron unas nauseas y mareos continuos, pero es porque no estaba conciente de mi estado y mi alfa no estaba en ese momento. Me excedí con mis tareas tratando de tomar su puesto en su ausencia en la temporada de caceria...

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora