Temporada de cacería

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La seguridad que Katsuki intentaba brindarle en que todo estaría bien con la prevención en acercarse a su antiguo hogar era para relajarlo, sin embargo, Izuku no evitaba tensar. La última vez que estuvo por esos lares era encerrado en una jaula sin justificación más allá de ser el elegido por banalidades.

—No pasa nada, con la tormenta los rastros fácilmente desaparecerán en fango, no habrá indicios... —susurraba para sí inclinando la frente contra la espalda de Katsuki.

Aseguró estar bien cubierto del rostro con el trozo de tela, conforme avanzaron iba reconociendo mejor la naturaleza de los bosques templados en Velka. Los momentos en que alguna vez merodeó por ahí con descuido, analizando el crecimiento de algunas plantas o animales que se encontraba en determinada época del año, sonrió con melancolía para sí cabizbajo.

En su vida pasada era limitada la libertad para ese tipo de cosas, escabullirse del castillo y curiosear en sitios prohibidos hasta encontrarse con quien sería su amor eterno. Le resultaba interesante la ironía en que se manejaba.

Katsuki descendió de la carreta provocando a Izuku seguirle con la mirada el cómo se acercaba con cautela hacia lo que era un granero abandonado. Sus ojos se ampliaron y su boca se abrió con sorpresa al ubicarse en el bosque.

—Eso es...

Se quedó paciente de buena señal por parte del alfa en que todo estuviera bien, abriendo la puerta y asomando dentro para verificar lo deshabitada que lucía.

—Este granero le pertenecía a un anciano del pueblo, hace un año que falleció por causas naturales y como sus hijos se fueron a la capital del reino nadie se hizo cargo de esto.

Al notar como abrió la puerta completamente para que adentrara Volk y la carreta devolvió una sonrisa de alivio, bajó con ayuda del alfa y observó alrededor dándose cuenta que había dejaron varios utensilios abandonados.

—Es un buen lugar para dejar a salvo las cosas —mencionó con ingenuidad hasta saber que también se quedaría refugiado allí con la escolta de Volk. —Nunca has pisado Velka, ¿no? Ni siquiera sabes donde era mi casa.

No estaba todavía convenido de la idea de que separaran y dejar a Katsuki tantear el lugar, apretó los labios en un berrinche mientras era apegado al pecho ajeno con caricias en su mejilla. Suspiró ante la petición de indicaciones específicas, al menos tenía que darle esa prioridad.

—Velka consta de dos entradas principales por el sendero principal, sin embargo, mi hogar es de las casas que se encuentran en los límites del pueblo, justo en la zona inicial del bosque en el este. Tiene un amplio cerco con una puerta trasera a un jardín que lleva al bosque, te recuerdo que mi familia tiene conocimientos de herbolaria.

Arrugó el entrecejo con el amargo recuerdo que fue en la entrada trasera cuando volvía de su excursión donde fue interceptado de la noticia en ser elegido para el ritual por esos sujetos con túnicas de los monasterios.

Izuku rondó por el granero indagando las cosas y materiales abandonados mientras daba la descripción de cómo podía llegar a dar con su madre y su descripción, la cual no era tan difícil. Sonrió nervioso de la pregunta de Katsuki en qué primera impresión daría con ella.

—Por eso creí que iría contigo. Mi madre es algo renuente... —pausó su voz pensativo de alguna alternativa, si debía darle algo como prueba pero no llevaba nada que pudiera reconocerlo como suyo.

Su vista hacia el suelo abrumó al recordar algo que le hizo reír con algo de vergüenza.

—Tienes parte de mi aroma encima, pero también podría funcionar una frase clave con ella, diciéndole: "ya estoy aquí".

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