Convocatoria II

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Izuku estaba devastado, tenía esa sensación de que todo por lo que ha luchado, ese intento de aceptación por la tribu, cosechar el amor que ha tenido por su alfa, todo lo perdió. Las palabras solo salían de su boca sin procesar cual era el peso que tomarían.

Apenas estaba tomando el aire suficiente, pero no podía captarlo, el pecho estaba comprimido a causa de las feromonas dominantes que el alfa desplomó con sus palabras. Se quiso tornar evasivo y retroceder, sin embargo, el alfa lo tomó de los hombros agitándolo con brusquedad.

Abrió sus ojos con asombro de ese reclamo y como lo silenciaba, fue empujado hasta soltarle con bramidos furiosos. Katsuki nunca le había hablado así, nunca lo vio tan molesto.

El omega permaneció cabizbajo con un llanto silencioso sin tener el valor de interrumpirle, era tan injusto como esa jerarquía en su segundo género le obligaba a someterse, aun así estaba con el entrecejo arrugado con ese signo de rebeldía.

―Prometiste que no irías, por nada... ―susurró bajito.

Katsuki le gritó que no era el único que la estaba pasando mal e Izuku ya no sabía que pensar de eso, desde que se enteró de la noticia de lo sucedido con su cachorro no volvió a ver a Katsuki tan triste, incluso con el deceso de su madre fue tan fuerte como pudo para todos, solo afecto melancólico recibió.

La mandíbula de Izuku descendió conmocionado de escuchar el motivo, sus puños abrieron despacio quedando en shock. Por las imágenes que el henki le dio en todo el día estaba encerrado en algún lugar, creyó que el inocente carnero solo se quedó atrapado por error, no esperó que alguien lo hubiera hecho apropósito, conocía que los henki eran sagrados en Kunnarta, jamás esperó que algo tan radical efectuaran los ancianos.

―¿Tomaron a Rhava? ¿Por qué? Él no tiene la culpa de nada...

Hizo un puchero avergonzado, Katsuki le confesó con hostilidad que sabía que el henki era el único con quien desglosaba sus lamentos.

―¿Estuviste espiándome? ―Quejó un tanto indignado. El omega creyó que había sido cuidadoso con sus desahogos a escondidas.

Katsuki anexó el hecho de que un omega en celo fue quien se abalanzó con necesidad, Izuku conocía esos arrebatos incómodos por instinto cuando uno estaba en celo. Se encogió de hombros observando a Katsuki frustrado y ciertamente enfadado por la ausencia de confianza que le tenía cuestionando si había mentido en lo que sentía.

Izuku recordó las veces que confió en la palabra y seguridad de su alfa, desde la voz distorsionada en sueños que le prometía volverlo a encontrar a como dé lugar. El tomarlo y marcarlo en el momento óptimo. Sin embargo, aquella promesa un día antes de la invasión de Gudrun asomó en su cabeza, el impedir que fuera atrapado y protegerlo con su cachorro... Esa raíz oscura volvió a crecer en su cabeza dudando de la palabra del alfa; tal vez si no hubiera confiado ciegamente, si tuviera mayor cuidado de todos, en valerse por sí mismo... Su cachorro estaría vivo.

Esa mirada vacía y ensombrecida culminó cuando el alfa retomó lo anterior, no liberarían a Rhava hasta que eligiera un omega para procrear al heredero. Ya no podía más, todo lo tenía arrinconado, tener a Rhava y su alfa era algo bastante caprichoso por desear. Sabía que solo sería por obligación, pero también estaba el hecho de que nada sería igual con un tercero en gesta.

Apretó sus labios silenciando su lamento, las lágrimas continuaban cayendo por las mejillas.

―Debe haber otra alternativa, no quiero que vayas de nuevo...

Sus palabras tambalearon, no obstante, fue silenciado por Katsuki con ese tono que culminó cualquier rastro en discutir más con esas pesadas feromonal que volvió denso el aire, lo más agravante fueron las palabras de que ya no le importaba nada y estaba harto de todo. Izuku se sintió incluido en ello.

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora