Ritual de sacrificio

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⚠ ADVERTENCIAS ⚠

Los siguientes dos capítulos son severamente fuertes para público sensible, se recomienda discresión.

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Izuku persistía sentado en la cama mirando la espalda de Katsuki con cicatrices de batallas previas, además de unas recientes marcas de besos y livianos arañazos de horas previas en su encuentro amoroso.

Su rostro contrajo preocupado de la respuesta evidente, como hubiera preferido que solo fuera algo de imaginación, pero era cierto, la tribu corría un peligro inminente.

Apresuró el vestirse, sus dedos atropellaban poniendo las prendas, entre más intentaba corregirlo se ponía peor, el cinturón con alforjas con cosas indispensables no lograba poner la hebilla que no tenía culpa de nada, solo eran sus nervios.

―Quería creer que no pasaría ―susurró con un volumen aterrado siendo auxiliado por Katsuki a terminar de vestirse― no quiero que nadie se lastime, ¿es tan ingenuo pedir eso? Ojalá existiera una forma de ahuyentarlos sin enfrentarlos directamente.

Los nervios lo empezaron a invadir, seguía sentado al borde de la cama mirando a Katsuki abajo ayudandole con el calzado.

―No vas a morir ―intervino a la promesa de Katsuki― llevamos felices poco en esta vida para volver a perderte, es injusto...

Quejó recibiendo las caricias de Katsuki al ponerse de pie y restregar su mejilla consigo.

―Todo estará bien, esto será un relato interesante para nuestro cachorro, ya verás, le contaremos con asombro como los guerreros de Kunnarta defendieron sus tierras encabezados por ti ―indicó con una sonrisa trémula, quería seguir siendo optimista.

Recibió una daga que el alfa tomó de un mueble, asintió con la cabeza a la pregunta de si recordaba las lecciones que recibió para defenderse, apretó la base de la daga con ambas manos contra su pecho y posteriormente la guardó en la funda de una de sus alforjas.

Izuku intentaba disfrazar el mar de nervios y miedo que se apoderaba de sí, pero era imposible ocultarlo a su alfa con quien está enlazado. Su aroma reflejaba todas esas emociones inseguras y su gesto inconsciente arrugando el entrecejo preocupado era evidente, sin mencionar los temblores que oscilaban en sus hombros. Katsuki intentó aliviarlo con suaves caricias y un abrazo protector para imbuirse en todo ese fuerte aroma del alfa.

Suspiró angustiado, como deseaba estar toda la invasión así con su alfa, pero sabía que era imposible siendo la cabeza de la tribu y su mayor guerrero.

Fue guiado de la mano a salir de la habitación, el golpe que recibía la puerta principal de la casa le provocaba estar más nervioso imaginando ya los invasores, sin embargo despejó un poco su pánico al escuchar la voz de Eijiro llamando a Katsuki para encabezar la contienda.

―Ve, puedo ir solo al escondite ―dijo intentando separar su enlace de la mano.

Katsuki fue muy renuente en negar esa sugerencia, él mismo quería asegurarse de dejar a Izuku en un sitio seguro para irse sin problemas a la batalla. Salieron por la parte trasera hacia el cobertizo donde descubrió la puerta en el suelo para descender los escalones, iba con cuidado por la oscuridad hasta que el alfa encendió un candil pequeño de aceite que debería durar encendida un par de horas.

El omega se instaló en el sitio que tenía perfectamente ubicado por las indicaciones que tuvo desde hace meses, el sitio era estrecho pero no incómodo, se fue hasta el fondo donde restregó una mirada doliente sabiendo que ahí tendría que separar del alfa por fin.

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora