Los bosques de Velka

1.4K 134 19
                                    

Los instintos salían a flote con una ardiente necesidad de satisfacción. Sentía el cuerpo consumado en un éxtasis que le provocaba alaridos radiantes en placer, las manos le articulaban con torpeza intentando sostenerse, pero solo provocaba abrasiones en una delgada piel de la espalda de Katsuki.

Estaba tan ebrio en feromonas y el celo, la piel irritada en un color rojizo por la fiebre, una fina capa de sudor y chorros de lubricante que daban un brillo en parte de los muslos.

Besó con devoción ahogando sus plegarias, siendo parte de sus labios y lengua maltratados con furtivas mordidas salvajes.

Existía algo en Katsuki que le sometía en mantener su atención por más bruscas que fueran, meramente quería saciar ese instinto que salió a flote con el celo ajeno, necesitaba ser marcado y un nudo para satisfacerlo.

—Kacchan... No pares, Kacchan.

Gimoteaba una y otra vez con ese fulgor de las lágrimas abordando una clemencia por ese adolorido calor de un celo.

Izuku se regocijó de escuchar los aclames posesivos hacia él, asintió la cabeza mareado con unos jadeos intensos ante las embestidas que sufría. El sonido de las pieles chocar y la deliciosa sensación que le provocaba a sus ojos tener corazones bailando lo abastecieron.

El clima templado de una tormenta al exterior quedó en segundo plano, el único calor que tenían era del fuego limitado por el candil a unos metros y el de sus propios cuerpos sudados.

El vaivén de Katsuki penetrando era profundo, debería ser doloroso al tratarse de la primera vez, pero Izuku estaba tan húmedo como riachuelos hialinos sin cesar que el miembro viril accedía tan fácil golpeando sus paredes internas y un punto que le hacía retorcer como un interruptor de placer.

—Mi alfa, lo necesito... Yo...

Balbuceó con un lloriqueo encaprichado dejándose manipular para acostar en el tendido de mantas bastante mojadas ya, las piernas le fueron levantadas sin interrumpir las salvajes embestidas.

—¡N-nudo... por favor...!

Exigió en un trance quebrantado en el placer por saciar el celo, las feromonas revolotearon en una densa estela con el olor a sexo.

El cuerpo del omega solo agitaba en cada estocada en su lugar con las docenas de sensaciones que tenía, desde la atención a su entrada por penetraciones salvajes, los besos violentos con mordidas, hasta las calientes manos paseándose por su cuerpo.

Conforme pasaban los segundos los estímulos que sufría se volvían más violentos sin un mínimo de piedad, solo concentrados en dar un tosco placer que el instinto los arrinconó.

Ver ese trance del alfa encima, con el entrecejo arrugado, oyendo los gruñidos guturales que daban un dueto contraste a los gemidos agudos del menor. El aroma del caramelo ahumado lo tenía aturdido por su potencia, así que correspondió su cuerpo envolviendo el propio a la nariz del alfa.

Su cuerpo apenas se estaba adaptando a los estímulos de la gran mano que cubría su miembro por completo masturbándolo con una sedienta hambruna. La respiración se le detuvo por un segundo con un grito retorcido al sentir el pene del alfa hincharse en su interior, el tan aclamado nudo estaba llegando para culminar con sus exigencias.

Los dedos se los pies se contrajeron al igual que el resto del cuerpo, solo dignaba a dirigir una mirada dilatada y descompuesta, con la boca tratando de tomar el aire que sentía caliente del entorno.

Giró unos grados la cabeza presentando el cuello a plenitud del alfa, un acto reflejo que le provocaba el calor y las feromonas dominantes del ajeno.

Estaba atontado por el acto, pero por breves instantes le llegó memorias de lo que le había dicho a Katsuki la última noche en Kunnarta.

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora