Gesta II

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Izuku revoloteó en felicidad y entusiasmo, abrazando con suma expresión a Katsuki, la plenitud que les merodeaba era demasiada. Ante las indicaciones de la anciana apenas pudo despegar de su alfa y asintió acatando las cosas.

—Sí, haré todo lo que sea necesario para que crezca fuerte y no haya ningún inconveniente.

Dijo con una sonrisa siendo ayudado a levantarse, se llevó la mano al abdomen mirando vagamente, puede que sea algo desapercibido y ni lucía nada diferente, pero ahora saber que dentro estaba creciendo su hijo le daba una silenciosa satisfacción.

Tuvo presente el bálsamo para olfatear en caso de que volvieran las nauseas, iban a ser muy indispensables para comer sin problema, además con Katsuki de vuelta se iba desapegar de algunas tareas pesadas y trabajo excesivo, todo iba para bien.

—Gracias por todo anciana Chiyo, ya no dudaré en volver con usted al mínimo malestar, después de todo no soy solo yo —exclamó haciendo una reverencia de cortesía.

Salió de la casa de la curandera tomando la mano de Katsuki, con un gesto risueño apoyó a su hombro de vuelta en mejor estado a su hogar. Las feromonas que el alfa irradiaban eran generosas para hacerlo sentir agradable y seguro.

Una vez que llegaron, Izuku fue guiado e impulsado a sentarse en el sofá observando a Katsuki encender el fuego para calentar más el entorno. Oyó las mismas indicaciones que le dio Chiyo, aunque con un poco más estricto por el alfa.

—Uh... En mi defensa no tenía idea del embarazo... —reprochó llevando una mano a mover mechones de su cabello incómodo. —Pensé que solo era el estrés porque no estabas cerca.

Recibió las caricias en su rostro y con un enternecido beso en la mejilla que le provocó suspiros. Alzó las cejas a la invitación de un baño.

—Me encantaría, así nos relajamos un poco y además aprovecho para registrar que no regresaste con heridas —accedió encajando su rostro en el cuello del alfa mientras acariciaba uno de los brazos con sutileza.

Permaneció en su lugar notando a Katsuki retroceder yendo a la cocina, esperaba que solo pusiera a calentar algo de agua, pero se demoró más de lo que consideró.

Se quedó viendo como el fuego revoloteaba en la chimenea con la madera quebrando de los tablones, traía una faceta pensativa e inconscientemente llevó su mano de nuevo al vientre.

"Un heredero como tanto querían... También nuestro cachorro... Tengo que ponerme a investigar de crianza si quiero ser una buena madre"

Un pequeño gesto inseguro por no conocer nada del tema empezó a carcomer, siempre evadió esos temas por el hecho de que pensó gran parte de su vida en que no afrontaría la maternidad al creer que era un omega que no podía engendrar.

No quería ser alguien duro con la crianza, tampoco consentir excesivo hasta malcriar a un cachorro, muchas veces se figuró con un perfil bastante blando que se autolimitaba a no ser cruel. Cerró los ojos con un suspiro de sus labios y movió su mano del vientre.

—Tal vez cualquier padre primerizo llega a presentar estos problemas, pero seguramente todos dan a la misma conclusión: No importa el qué, voy a cosechar tu felicidad y bienestar con tu padre —susurró inclinando la cabeza para ver su abdomen.

Minutos después vio a Katsuki salir de la cocina con un recipiente que desplomaba un fuerte aroma dulce, provocando en Izuku respingar.

—¿Y esto?

Preguntó extrañado recibiendo el cuenco humeante en manos. Recordaba la cena que dejaron a medias por sus nauseas, pronto espabiló de darse cuenta que Katsuki invirtió tiempo preparando eso para que comiera ante el asco que sufrió por la comida anterior.

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