Pacto

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Izuku tenía un berrinche, indignado por esa innecesaria limpieza que tuvo la habitación. Era frustrante saber que los aposentos eran accesibles con cualquiera, eso daba un punto a su favor en querer volver a casa.

Asintió la cabeza decaído por la mención de Katsuki en que tendrían oportunidad de volver a ensuciarlas, tenía su encanto pero eso no convencía mucho a Izuku.

—Quisiera que quedara como estaba, veré si puedo hacer que no entren aquí al menos hasta que nos vayamos —refunfuñó entre dientes a forma de capricho.

Recibió los besos de Katsuki tratando de animarlo, así que poco a poco accedió a su invitación dejando pasar el mal trago. Entre sus caricias empezaron a desvestirse en conjunto para tomar un baño y prepararse a bajar a la cena.

Era excitante el paseo de las manos por su piel con marcas de la noche anterior, pero aun así estaba el ruido de la insolencia que ocurrió en la habitación por el personal de limpieza. Incluso comenzó con una paranoia de que algún omega se haya apoderado de las sábanas, no podía dejar a su suerte las cosas con el feromona de su alfa.

—¿Debemos ir a cenar? Preferiría quedarme aquí...

Musitó con desgano, no estaba cansado a pesar del estrepitoso día, pero necesitaba iniciar de nuevo con la invitación de Katsuki. Aun así, ya habían acordado en ir acompañar al rey a cenar, no podía darse el lujo de ser descortés con alguien como All Might, o su mamá.

Tras unos minutos en la tina tenían que salir, debían ser puntuales para la cena, así que secaron y vistieron sus ropas para acudir al gran comedor. Izuku dirigió una decaída sonrisa a su madre y después al rey, tomó asiento en frente de ellos con su esposo a un lado.

Al ver las muchas charolas llegar arrugó el entrecejo por lo galante de todo eso.

—Demasiada comida para cuatro personas... —susurró para sí mismo.

Escuchó el discreto silbido de asombro de Katsuki, así que lo giró de reojo y su rostro ablandó feliz de ver como el rubio emocionaba, tal vez no era mucha comida, Katsuki poseía un gran apetito.

La mención de Toshinori elogiándolos por su cacería le llevó a girar el rostro completamente a Katsuki por ser el causante.

—No es para menos, Kacchan es el líder del equipo de cacería en Kunnarta.

Indicó con orgullo, su lengua para hablar de Katsuki soltó mencionando también como era quien amaestraba a los guerreros.

La cena fue prospera, con suaves tramos de silencio en la conversación solo para comer. Izuku tuvo mayor apetito del que tuvo en la fiesta de ayer, estaba más a gusto entre ellos que con tanta gente curiosa, sobre todo del novedoso alfa para los omegas.

Prestó atención al comentario del rey pidiéndole a Katsuki ir con él a determinar el calendario de exportaciones mañana. Todo el acuerdo estaba por culminar bien, el omega se sintió aliviado de que podrían volver a la comodidad de su casa, pero la inquietud por su madre le hizo girar a verla.

—Realmente... quieres quedarte, ¿verdad mamá?

Soltó sin escrúpulos siendo seguido por Katsuki a decirle que ya era algo que imaginaban por su posición, además de que ella no tendría más por qué preocuparse de vivir en Kunnarta. Vivía sola, su hijo casado, no tenía más motivo para volver a la tribu ahora.

—Vendremos a visitarte regularmente, o ustedes pueden ir, después de todo el rey se escuchaba muy interesado en Kunnarta y sus costumbres.

Inko miró la mesa pensativa y pronto alzó la cabeza hacia ellos.

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