Luto

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El cuerpo de Izuku estaba molido en golpes, varios moretones implantados de un color rojizo a morado marcaban en las zonas que eran visibles, el brazo con una pequeña deformidad ante la fractura del hueso, líneas de sangre corrían por el resto del antebrazo y manos por las cortadas que fueron implantadas con un fino cuchillo ligado a las penitencias que daban en ese lúgubre templo.

Se había quedado solo en ese lugar, el silencio que le envolvió era siniestro, todos los apostoles habían salido luego de apalearlo ebrios en ira e indignación por el tiempo que les hizo pasar en su fuga, se fueron hacía el sitio donde darían entrega del sacrificio y dar sus oraciones de manera hipócrita ignorando el desastre que dejaron ahí.

El omega había perdido todas sus energías en el parto, su cuerpo estaba tan adolorido de tantas maneras, luego de minutos en su lugar dejó de intentar arrastrarse hacia la salida, dejó de temblar, su cuerpo estaba helando por las hemorragias, en especial la que sufrió en ese alumbramiento forzoso.

Los músculos de su tórax hacían todo lo posible por continuar ventilando pero poco a poco atenuaba en respiros que muy a lo largo resistían a mantenerse. El terrible sabor amargo continuaba en su boca, ya sea por el brebaje o por su propia sangre que escupió.

Su cuerpo se estaba apagando, el corazón estaba sosteniendo su débil bombeo por la adrenalina que sufrió, pero estaba limitado con la poca sangre que apenas abastecía las zonas vitales.

La consciencia del omega estaba en un trance, en una delgada línea que estaba por desaparecer de la vida. Todo lo que cosechó, su segunda oportunidad no salió como prometió. Una parte de él solo suplicaba que su hijo estuviera bien pese a que ya no contaba con ninguna carta a su favor en su situación, algo se negaba a que tendría que perderlo.

Todo se volvió tan liviano, el estrés, la carga de emociones negativas sobre todo en culpa, estaban desapareciendo, así como el esfuerzo por continuar viviendo. No tenía nada que le sostuviera en ese ambiente tan doloroso, su cuerpo solo quería renunciar a seguir sufriendo así.

Comenzó a oscurecerse, no veía nada más que una infinita oscuridad, tal vez eso era lo que se conocía como el velo de la muerte que te recibe en el lapso para silenciar tu malestar, sin embargo, así como la oscuridad lo acobijó una pequeña estela de luz fue retrayendo a que todo se volviera blanco e incandescente.

Su débil respiración a nada de apagarse captó un pequeño estímulo, el aroma de caramelo ahumado que podría reconocer donde sea, las feromonas de su alfa, fue lo suficiente para hacer que su lado omega reaccionara al igual que su cuerpo volviera aferrarse a la vida.

El dolor en el cuerpo retomó, pero esa suavizado por un llamado que se escuchaba distorcionado como alguna vez fue en sus sueños; el zumbido de sus oídos fue desapareciendo para acentuar los alaridos con lamento de cierto alfa que le sostenía en sus brazos llamandolo una y otra vez con desesperación.

La piel maltratada y fría sintió algo cálido correr por ella, unas lágrimas que le llevaron a tensar el rostro despacio, sus párpados fueron abiertos con mayor esfuerzo para intentar indagar su presente, apenas podía enfocar con esas iris turbadas y débiles.

―... Sí viniste... ―Susurró con un muy débil y frágil tono de voz, un brote de sangre y el veneno expulsó en su llamado derramando en la barbilla.

Las feromonas de Katsuki se percibían estresadas, con tristesa y una ira tangible, Izuku ni siquiera podía reaccionar adecuadamente a ellas.

―Nuestro... Cachorro... Kazuki... Él... Sálva-... ―Articuló con un aliento que estaba desapareciendo.

No tenía energía ni siquiera para brindarle una sonrisa de alivio por verlo ahí, aquella poca reserva que logró tener mediante el estímulo de su alfa cerca la utilizó solo para darle esas palabras, encomendarle que fuera por su hijo, pero Izuku no sabía que ya era tarde para solicitar algo como eso. Su querido cachorro ya fue sacrificado minutos atrás reemplazando su lugar.

Red String  [BkDk rol α/Ω]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora