Cariño mío

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Izuku se entretenía dando un estímulo con un ritmo suave, despacio y tentador. Sus labios fueron mordisqueados entre sus plegarias por ser tocado también, dando un sencillo jadeo por la ola de placer que tuvo ante el roce de la mano que sujetó su miembro.

Los sonidos lascivos de su garganta salieron a flote entre el masajeo mutuo que se daban, su brazo rodeó el cuello del alfa y abalanzó para besarlo, ahogarse con él.

Las feromonas de Katsuki eran exquisitas, por fin tenía un poco de ello tras todo ese cansado viaje, el tiempo compartido con personas de Neian y la agobiante celebración. El reino no era malo, es solo que a Izuku le costaba asumir que tenía que compartir a Katsuki con ellos, no era de su gusto ver como los omegas devoraban con la mirada a ese galante alfa.

A pesar de estar medio cuerpo sumergido en agua, su cuerpo estaba calentando con mesura por los estímulos, la gran mano recorriendo su espalda y la otra masturbando su miembro hinchado y despierto. La mirada dilata de Izuku acechaba con hambre hacia el alfa que gruñía con placer.

Su frente fue despejada de los rizos mojadas por la mano de Katsuki, así que ladeó un poco para dar un oportuno beso a su palma que descendía por su mejilla.

—Me siento tan bendecido de tenerte, de esta oportunidad de volver a estar juntos.

Canturreó con un gesto conmovido y esa pizca de excitación en su mirada, al igual que sus feromonas golpeando la nariz del alfa dando a saber su estado regocijante.

Nunca se imaginó en un panorama como este, donde estuviera en ese reino que les condenó a muerte y rechazó su unión, ahora sumergidos en una fina bañera de ese ostentoso palacio.

Izuku paseó su mano por el rostro de Katsuki también, removiendo con dulzura su cabello caído y mojado, un jugueteo despejando también su rostro y dando oportunos besos.

Pegaron frentes y sus alientos chocaban entre los jadeos por la masturbación conjunta que se daban. El omega suspiró, como si de un trance que le provocaba esa persona bajo él. Su mano fue guiada hacia el pecho ajeno poniendo su palma con amplitud en el centro donde estaba la marca estrellada de nacimiento.

Las palabras de Katsuki profetizando su amor y en enlace que tenían trascendiendo con la firma de esa marca le hizo contraer su rostro con amor. Asintió la cabeza con un poco de dificultad por la cercanía.

—En todas nuestras vidas, en cada encuentro... Siempre te elegiré a ti.

Reiteró ladeando la cara para ensamblar con el alfa para poseer sus labios y aferrar con él. Un pequeño chapoteo efectuó en la tina por el brusco movimiento.

Pareciera que eso llegó a impacientar más a Katsuki, puesto que comenzó con un ataque de besos ansiosos que proliferaban con mordidas recorriendole el cuello, al igual que la mano disponible paseó por su cadera hasta llegar a su trasero dando súbitos apretones que hizo al omega levantar el volumen de sus gemidos por la repentina brusquedad.

El masajeo a su miembro viril se volvió la errático, así como los apretones a sus nalgas, por reflejo también acató y separó un poco más las piernas con dulces temblores ansiosos por sentir la caliente punta de Katsuki amenazar en la entrada.

—Hazlo... Lo quiero... —susurró con una afable plegaria y el cuerpo un poco tenso, aunque trataba de relajarse para que entrara más fácil.

Era un reflejo involuntario el sentirse tan tenso como ansioso, pero cuando el alfa empezó adentrar todo eso culminó, otorgandole un jadeo exorbitante desde su garganta.

Los ojos verde brillaron con un centello, las pecas de las mejillas, así como de sus hombros constrastaban con ese lindo rubor. Izuku irremediablemente empezó a corresponder por el agarre firme que tuvo de las manos a su cadera, comando el ritmo en que se movía.

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