Un Mundo Distinto.

capítulo 8.

||Regreso a Clases y Disgustos.

Pasaron exactamente tres meses y llegó el esperado regreso a clases, pero más que un regreso era un nuevo inicio, porque finalmente había pasado a 4to año, Danaé estaba emocionada por conocer a sus nuevos compañeros de clase.

Todo fluyó con total normalidad los primeros días de clases, con algunos llamados de atención, pero algo normal en todo colegio, ¿no? Jsjs.

Se encontraba pensando en aquella mirada tan cálida que le había regalado Anthony el día que se conocieron, y en el contacto físico que habían tenido al darse aquél apretón de manos...

—¿Pensando en aquél chico, amiga?, es una lástima el no haber ido el día viernes ¡ayy!— dijo Regina en tono burlón, mientras le soltaba un quejido y la miraba con picardía.

—¿Dé que hablas Regina? deja de decir tonterías y no, no te perdiste de nada.— le colocó los ojos en blanco y se giró a ver la ventana.

En efecto, antes de salir de vacaciones el día viernes, en cuánto Danaé regresó a casa, Regina estaba con la familia Evans esperando para compartir el almuerzo.

Y fué allí donde procedió a contarles lo que le había acontecido.

Pero a decir verdad, aunque el chico le llamó la atención al principio, no era para morirse por él.
Al menos...eso pensó Danaé hasta que después lo conoció.

Regina estaba muy emocionada por lo que le había pasado, y se lamentaba una y mil veces el no haber asistido a clases ese día para ver qué tal y como se habían dado las cosas.

Honestamente Danaé no trataba de pensar en eso, ¿qué podía pensar ella?, sí, se conocieron, ninguno apartó la miradas del otro, hablaron muy poco y ya.

No era como si se hubiera enamorado a primera vista de él, pero al parecer... para Regina había resultado lo contrario.
Para ella, su mejor amiga ya estaba perdida en el amor.

—¡Aaay qué interesante! si hubiese sido yo ¡Le pido todas sus redes sociales!— exclamó mientras soltaba un quejido.

—Eso lo dices porque eres más de conocer a los chicos, yo no.
Yo soy más de verlos y ya.— comentó mientras la veía y le soltaba una sonrisa seca.

—¿Entonces, cómo piensas conocer a tu futuro esposo algún día?— preguntó Regina mientras se cruzaba de brazos.

—Eso...es muy pronto como para saberlo, ¿no crees?— respondió mientras cruzaba sus piernas.

Regina seguía bromeando y molestando a Dana con el tema del chico que había conocido aquél día.
Pero Dan no le prestaba tanta atención a eso, después de todo... tenía mejores cosas por las cuales preocuparse.

—Dani, ¿podemos hablar de algo que tenemos pendiente?— irrumpió Diego, mientras éste dejaba sus cosas en su asiento, el cuál se encontraba detrás del asiento de Danáe.

Se giró para verlo  y le respondió.

—Claro, no hay problema.— dijo mientras se levantaba y acomodaba sus cosas para salir.

—Perfecto, te estaré esperando en el comedor para hablar.— respondió Diego mientras cruzaba la puerta hacía el pasillo.

—Bien.— respondió enseguida.

Mientras levantaba la cabeza, Danaé pudo ver a Regina mirándola fijamente frunciendo el seño negándole con la cabeza.

—No entiendo por qué te cae tan mal Diego, es un amor. — dijo mientras cerraba el bolso.

—Ya te dije, simplemente no lo paso, hay algo que no me convence del todo en él.— hizo una pequeña pausa antes de continuar hablando.—Además, ¡él siempre te a tratado mal y cortante desde que son unos niños!
¿Por qué de la noche a la mañana te trata con fluidez y abrazos por la espalda?— comentó molesta, mientras se levantaba de su asiento y se acercaba a Danáe.

Regina se colocó en frente y se acercó a su oído.

—No confíes en él.— susurró mientras se alejaba.— ¡Bien! voy al baño a lavarme la cara.— exclamó mientras se iba y la dejaba completamente sola en el salón.

Honestamente Danaé no sabía por qué Regina no pasaba a Diego, su mejor amigo desde el tercer grado.

Sí. Era verdad. Él era un completo asocial cuando lo conoció, pero eso no había sido impedimento para ella. Desde niña, Danaé había sido muy sociable, aunque actualmente era algo tímida, eso no quitaba la confianza que le agarró rápido a las personas que llegaban a conocerla bien.

Mientras trataba de entender por qué su mejor amiga le había dicho tales palabras, salió del salón y se dispuso a ir al comedor, donde ya había quedado con Diego.

Cuando llegó a la puerta del comedor se encontró con un escenario no muy agradable para ella.

Su mejor amigo estaba abrazado y... ¡riéndose con otra chica! no es por nada, pero, Danaé no se lo explicaba. A éste jamás le había gustado mucho el contacto físico, al menos eso le decía a ella cuando eran niños.

Diego tuvo muchas novias, y todas habían sido a distancia, y sí, Dan tuvo la oportunidad de conocer a dos de ellas que le caían bien, aunque hubo una que fué un total amor con ella.

Después de haber terminado con ella por motivos de parejas. Estos se dejaron de hablar y cada quién agarró por su lado.

Y mientras pasaba su ruptura triste y desconsolado, le decía que no se volvería a enamorar o siquiera gustaría de alguien.

Pero míralo, allí estaba, enredado en los brazos de una chica.
No les voy a mentir, la chica estaba realmente guapa, era muy hermosa, tenía pecas por toda la cara y un cabello liso preciosamente largo que le llegaba casi a la cintura.
Y aunque era un año menor que ellos, Danaé le tenía envidia.

Le tenía envidia porque a pesar de ser mejores amigos, Diego jamás le había dado el consentimiento de abrazarlo o expresarle cariño como mejor amiga por ésto del "contacto físico."

También hay que aclarar que Danaé gustó de su amigo desde el mismo 3er grado.
¿Cómo o cuando? no se sabe, solo pasó y ya.

Y sí, varias veces se le declaró siendo una niña, pero bueno, éste le negó.
Eso sí, nunca perdió las esperanzas de que algún día se llegaría a fijar en ella.

Lamentablemente ese día nunca llegó.
Y... ¿en el 3er año?, le dejó de gustar.
Supongo que Danaé se resignó y se dió por vencida.

Finalmente lo vió como lo que era y siempre había sido. Su mejor amigo.

Danaé se sintió libre y el sentimiento de no sentirse atada a alguien era nuevo para ella y le gustaba tal sentimiento.

Por otro lado, éste le empezó a tratar de una manera diferente ¡Y ojo! No le trataba diferente en forma romántica, no.
Le trató diferente como mejor amiga, le llevaba de caballito, le cargaba y hablaban más de lo habitual.
Honestamente éste comportamiento le había gustado a Danaé, por fin estaba disfrutando de su mejor amigo sin otros sentimientos que le invadieran.

Pero por alguna razón, a pesar de que eso solo fluyó en el tercer año, el verlo abrazado con otra chica le molestó.

Le molestó tanto, que nunca entró al comedor y solo se fué por donde había venido.