Capítulo 32.

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Danaé ahora se encontraba acostada en su cama, sin ánimos de absolutamente nada.

Solo... Queriendo dormir y no despertar jamás.

Oh... Al menos... Dentro de una semana entera.

La palabra "suicidio" jamás se le había cruzado por la mente a nuestra querida Dan.

Y la primera vez que oyó esa pequeña voz negativa en su cabeza, fué en el segundo año, momentos de pandemia en su país.

En ese entonces, tenían un desastre con el personal del colegio— como siempre—. y también estaban empezando a tener problemas con las tareas.

Cómo todo era virtual para ese entonces, mandaban guías extremadamente largas y que parecían acabar, jamás.

Y fué allí, y solo allí, que se le presentó esa pequeña voz negativa para que se quitará la vida.

Pero gracias a los señores Evans, le habían advertido a su hija que no hiciera caso a los pensamientos negativos y los reprendiera en el nombre de Dios.

En ese momento, Dana, recordó las palabras de sus padres y así lo hizo.

Y nunca más se le presentó ese tipo de pensamientos.

Nisiquiera con lo que estaba pasando.

Pero a Danaé nunca se le cruzó la palabra suicidio.

Solo quería dormir, dormir y dormir... Esas semanas en el colegio le parecían eternas.

Y como si fuera poco, estaban los exámenes finales del primer período escolar.

En esos momentos, el que te pase algo que te afecte de gran manera, solo empeora las cosas.

En ese tipo de situaciones no tienes cabeza para absolutamente nada.

El primer lapso había pasado, y muy rápido para ser precisos...

Y al pasar varios días, extrañamente Danaé los supo sobrellevar.

Pero no de la mejor manera.

Lo supo sobrellevar gracias a Anthony.

Qué quien a pesar de todo lo malo, poco vivido, había sido un buen amigo en ese pequeño tiempo.

Pero allí también pasaría algo más que solo una simple amistad.

[...]

Camille, había sido la mejor amiga de Danaé durante muchos años.
Se conocieron en un pequeño preescolar que no quedaba no muy lejos de donde vivían los Evans.

Pero por motivos de la señora Evans, la amistad de estas dos pequeñas no pudo ser. Ya que la señora, había retirado a nuestra querida Danaé para inscribirla en otro colegio.

Y así fué. Ninguna de las dos niñas supo de la otra en muchos años.

Conforme los años fueron pasando, ambas niñas fueron creciendo; y éstas niñas a pesar de crecer en diferentes ambientes se habían convertido en unas jovencitas echas y derechas.

Danaé siempre había sido muy inocente, y aún en su adolescencia lo era en algunas cosas.

Se podría decir... Que aún con la generación de hoy día, era inocente para algunas cosas que los jóvenes de hoy día lo saben cómo si tuvieran una gran experiencia en ello.

En cambio, Camille.
Bueno, era un caso muy distinto, era más madura y conocía absolutamente como pensaba parte del mundo de la actualidad.

Ambas chicas no se reencontraron hasta que... Danaé se enteró que Camille, estudiaba con su hermano mayor, Alonso. En el mismo salón.

Y de allí, decidieron iniciar nuevamente su pequeña amistad de niñas pero siendo unas preadolescentes de 11/12 años.

Para nadie era un secreto que Danaé era una niña de casa, y que no la dejaban salir seguido a menos que fuera acompañada de los señores Evans, o al menos, uno de ellos.

Así que la amistad de estas chicas, se basó a la distancia.

No eso no puede ser, seguro no duraron ni tres meses —dirás tú —. Pero la verdad es que Camille y Danaé, regresando a la actualidad de nuestra historia, cumplirían varios años de ser mejores amigas.

Pero... Por motivos desconocidos, Camille le pidió un tiempo para alejarse.

Era la segunda vez que Camille le pedía esto.

Danaé se despertó un domingo y se encontró con la noticia que le sentó muy mal.
Su mejor amiga durante años, se iba a tomar un tiempo lejos. Se alejaría de todo y de todos, incluyendola.

No quería, realmente no quería eso.

Pero no le quedó otro remedio que aceptar la decisión que había tomado Camille. Y solo quedó confiar en Dios.

Y Anthony. Oh, nuestro querido Anthony... Estaba para ayudar a nuestra Danaé en este momento de debilidad.

Durante este tiempo que Camille se había ido, Anthony estuvo para consolarla, levantarle el ánimo, hacerla reír, seguirla ilusionando de alguna manera y mantenerla felíz.

Anthony fué un ángel en ese momento.

Y la verdad, lo había sido.

Anthony no se fué en ese momento que le correspondía irse también. No. Él se había quedado.

Danaé de alguna manera se estaba reponiendo de todo pero a costa de él.

Y eso sería su total perdición..

Porque lo peor que puedes hacer en tu vida, como adolescente, es tener apego emocional a alguien que al final terminará siendo pasajero en tu vida.

Del único que debemos depender es de Dios. Porque es únicamente Él, quién nunca se irá de nuestro lado. Aún cuando le demos la espalda, corramos, querramos huir o desaparecer... Él siempre estará esperando por nosotros. Y nos recibirá con los brazos abiertos.

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