Un Mundo Distinto.

Capítulo 15.

En cuanto ella lo vió directamente a los ojos, el corazón le empezó a latir con mayor fuerza y rapidez, y por algún motivo... Le gustaba el sentimiento.

Anthony no pudo dejar de mirar a Danaé, realmente se le había hecho linda y muy interesante.

Ambos se quedaron viendo un breve momento, pero ese momento parecía ser eterno.

Finalmente ella sonrió y se giró a ver nuevamente hacía el Pastor que seguía hablando.
Él se quedó perplejo, la sonrisa de Danaé era tan... hermosa, que no pudo evitar de pensar en toda la prédica en esa sonrisa.

Y claro, aún mientras el pastor hablaba, tanto Él como ella se dirigían una que otra mirada cuando el otro no le veía.

Hubieron varios momentos donde Danaé había sentido la necesidad de tomarle la mano, pero le parecía una imprudencia. Capaz... a él tampoco le gustaba el contacto físico o le incomodaba. No, definitivamente no quería que el ambiente se colocara más incómodo de lo que ya era.
Así que optó por quedarse tranquila y aguantarse la necesidad.

Cuando finalmente la prédica terminó, ella iba a saludarlo pero se le adelantaron varias personas y lo saludaron y dieron bienvenida.

A ella se le hizo gracioso esto, se notaba que él estaba incómodo saludando a tantas personas sin conocer, pero sin embargo le regaló una sonrisa.

Anthony rodeado de gente, levantó la mirada y se encontró con la mirada de Danaé, quién le regalaba una sonrisa y no pudo evitar sonreírle también.

Ella siguió caminando y se dirigió hacía los hermanos para seguir saludando.

Él, la siguió con la mirada y no pudo evitar sentirse encantando con la belleza de Dan, la amabilidad que ésta poseía y su ambiente tan tranquilo y agradable.

Al parecer a Anthony le estaba empezando a gustar Danaé, y ni siquiera se estaba dando cuenta de que más pronto de lo que cantara un gallo ella también sentiría lo mismo por él.

Una hermana que tenía una camioneta se había ofrecido para llevar a todos y cada uno de los que vivía lejos, a su casa.

Pero algo pasó, hubo un problema con la camioneta y no encendía.
Así que varios hermanos se pusieron a tratar de auxiliarla.

Mientras que la señora Evans, su hijo y Regina, estaban sentados, hablando entre sí.

Por otro lado estaba Anthony, quién se encontraba sentado al lado de la entrada de la iglesia, y Danaé estaba de pié al otro extremo de la entrada.

Ambos siguieron hablando con la mirada, como si quisieran decirse algo pero aún no era el momento de hacerlo, al menos... Todavía no.

—¿Dónde dijiste que se conocieron?— preguntó la señora Evans.

—Nos conocimos en...— fué interrumpida.

—Nos conocimos gracias a mi mejor amiga el último día de clases, antes de salir de vacaciones.— respondió Anthony serenamente a la señora Evans, mientras qué dirigió su mirada hacía la chica y le regaló una sonrisa con un pequeño guiño.

Ella no pudo evitar sonrojarse y se volteó para tratar de calmarse.

Él, al verla nerviosa se echó a reír. Se le había hecho adorable verla en ese estado, y por alguna razón se encontraba viendola con ternura.

—¡Listo, pueden subirse!— exclamó la hermana que les daría un aventón.

Todos acomodaron las sillas dónde estaban sentados y se acomodaron en la camioneta.

Mientras estaban de camino, la hermana hablaba con la madre de Danaé, mientras que Anthony, quién se encontraba del lado del copiloto veía a Danaé a través del retrovisor y cada que la veía no podía evitar sonreírle, cosa que a ella le estaba empezando a gustar.

Él portaba una apariencia cortante y seca, pero al verlo regalarle varias sonrisas y miradas cálidas, no podía evitar sentirse emocionada y contenta.

Finalmente cuando llegaron a la casa de los Evans, el señor Evans, había salido a recibirles y se quedó hablando un momento con la hermana que le había dado el aventón a la familia.

La señora Evans ya había entrado a la casa con Regina y Alonso.

Pero Danaé en cuanto subió un pequeño escalón que estaba antes de poder entrar a la casa... Se giró para verlo.

Y sí, efectivamente el se encontraba viendola con encanto.

Tenía su mirada perdida en ella, viendola como si fuera una cosa extraordinaria jamás vista o descubierta.

Danaé no pudo evitar sonreírle cálidamente y despedirse.

Bien. La hermana se fué con Anthony en el carro, la siguiente parada era la casa de él, porque le haría el favor de llevarlo hasta allí.

Al cabo de dos horas después, de haberse cambiado, reposado, almorzado y convivido, Anthony le escribió.

Regina se encontraba jugando stop con Alonso.

Danaé estaba sentada en el sofá viéndolos jugar.

El señor y señora Evans estaban en la cocina hablando.

Y en cuanto Danaé entrecerró los ojos, escuchó el sonido de su celular.
Lo cogió de la mesa y lo encendió nada más y nada menos que para encontrarse con un mensaje de Anthony diciéndole:

Anthony: Te veías muy hermosa el día de hoy.

Danaé no pudo evitar sonrojarse y dibujar una sonrisa en su rostro.

Danaé: Lamento haberte echo empapar, no sabía que el clima estaría así.

Escribiendo...

Anthony: Nah, no te preocupes, no fué para tanto, aún así... valió la pena.

Danaé: ¿Lo dices enserio?

Anthony: Pues sí.

No pudo evitar reírse ante esta respuesta.

Escribiendo...

Anthony: Bueno, no. Corrijo, lo único que lamento es haber mojado mis zapatos blancos. Ahora me mataré otro día limpiándolos cuando tanto me costó hacerlo un día antes.

Danaé: ¿No podías haberlo hecho mucho antes?

Anthony: De poder, podía. Pero no quería por la flojera.

Danaé no pudo evitar colocar sus ojos en blancos y reírse.

Después de todo... la invitación a la iglesia no había sido tan mala como había pensado que sería.

Y bueno, era la segunda vez que se veían. Pero era la primera vez durante esos meses de haberse conocido.

A partir de allí, Anthony y Dan se volverían más cercanos e inseparables.

Pero las cosas darían muy pronto una vuelta algo...extraña pero de manera adorable y épica.

Ambos empezarían un nuevo camino juntos lleno de muchas dificultades, pero éstos no lo sabrían.