capítulo 52.

11 1 0
                                    

— ¿Están seguros de querer irse?— preguntó el pastor queriendo que no sea definitiva la respuesta—, Puedo darles un mes para que lo reconsideren y haremos de cuenta que serán vacaciones para ustedes...

—Pastor. — habló el señor Evans rompiendo el silencio—, no haremos de cuenta de nada porque no hay nada que pensar. Ya no.

—Está bien. Les acepto su retiro y... Espero que les vaya bien a dónde sea que Dios los lleve. — se levanta y abraza a cada miembro de la familia despidiéndose.

El señor Evans acompañó al pastor hasta la salida y Danaé con ellos.

—Pastor... — articuló.

—¿Sí, Danaé?

Danaé miró a su padre y luego miró nuevamente al pastor.

Observó detenidamente aquél pastor que había sido su padre espiritual por más de díez años.

Dibujó una sonrisa y con el corazón quebrantado dijo: —Volveremos. Cuando se arreglen las cosas, volveremos.

El pastor la miró fijamente y sonrió.

—Amén, Hija.

Una vez que el pastor se fué, la familia quedó en total silencio.

La señora Evans se dirigió al comedor y se sentó.

Alonso se dirigió a su habitación.

Cómo siempre.

El señor Evans y Danaé quedaron en total silencio cuando... Vieron a la señora llorar.

La mirada de padre e hija se encuentran; luego vuelven a tenerla sobre la señora Evans.

Se dirigen a ella.

La abrazan.

—Gracias... — se encontró hablando la señora Evans—, Gracias Señor... Por todo, por nuestra salida. Ahora quedamos en tus manos. Perdónanos por haberte fallado... Te pedimos perdón Señor...

Ese día fué inolvidable para todos.

☆☆☆

Ya había pasado un mes desde que los Evans habían salido de la iglesia a la que asistían.

Empezaron asistir a varias iglesias, y aunque todas eran hermosas y agradables... Faltaba algo.

Faltaba... Eso, que hacía sentir en un hogar. Eso que hacía sentir uno más de ellos.

Las demás iglesias no tenían nada de malo, pero no eran lo que los Evans, buscaban.

Buscando y buscando finalmente dieron con una.

Una muy especial.

Era agradable convivir con los hermanos de la congregación.

Era verdad que era difícil adaptarse a los cambios fuertes, pero todo parecía ser neutro para Danaé.

Su relación con Dios no era la mejor de todas, pero estaba tranquila con él.

Al menos... Eso sentía ella.

Había estado tomándose un tiempo para sí misma y tratar de recuperarse de los tantos golpes que la vida o el enemigo le había dado.

Era duro. Había sido duro para ella ver cómo personas importantes para ella se iban poco a poco...

Y al llegar a esa iglesia, la esperanza, para ella volvió.

Un Mundo Distinto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora