Un Mundo Distinto.

capítulo 35.

Lo que fué de ese día para los Evans en el campo al que los habían invitado, fué bastante agradable. Hubieron risas, chistes, anécdotas, historias, consejos y lo que es importante la convivencia sana entre todos.

Aunque al principio para Danaé no era tan... Divertida, la sola idea de ir a un campo para hacer hallacas, al final, terminó siendo toda una aventura divertida y muy entretenida.

[...]

Finalmente se llegó la noche de ese día todo ajetreado para los Evans.

Habían regresado a su casa a eso de las seis y diez; tanto el señor Evans como la señora y su hermano mayor, Alonso. Estaban agotados, más sin embargo, estaban muy animados porque la hermana que les había hecho la invitación, les había regalado comida para que pasarán su cena no con lo que era mucho, pero con algo para que pudiesen compartir plenamente.

En cuanto llegaron, la familia llegó a ponerse de acuerdo para cenar, compartir y luego irse cada quién a su habitación para dormir.

Durante el camino de regreso, Danaé no estuvo pensando en otra cosa que no fuese en escribirle a Anthony para darle la buena noticia de que estaba llegando temprano a casa para que él, pudiese finalmente visitarla.

Después de darse un baño reparador, entró un sueño repentino. Estaba agotada también, eso era seguro.

Había sido lo que era un día bastante duro y en movimiento para la rutina diaria y tan tranquila que Danaé, solía tener.

Mientras se arreglaba, cogió su celular y se dispuso a escribirle a Anthony para llegar a un acuerdo con respecto a la hora en la que él, iría para su casa.

¡Llegué temprano!— escribió con entusiasmo.

Y... Más rápido que inmediatamente, estaba leído.

Danaé: Puedes venir para mi casa, Anthon. Yo me arreglaré y le comunicaré a mi padre para que esté al tanto de que tendremos visita.

Anthony respondió. Y no siendo de la mejor manera posible.

A pesar de ser solo un mensaje, se diría que era extraño, pero Danaé podía sentir lo que serían las emociones o tención de un mensaje.

Anthony: Hola.

Escribiendo...

Anthony: Mira, no sé si vaya, ya no tengo tantas ganas de ir

Vale. Lo que Anthony le estaba informando de último minuto... Eso SÍ que estaba fuera de lo planeado, y Danaé no es del tipo de persona a la que le puedes cambiar de planes tan rápido como cuando le costó tanto sacar permiso y comunicarlo.

Danaé respondió:

"No. De que usted viene, viene".

Danaé: No puedes cambiar nuestros planes así como así.

Danaé: Yo, ya les dije a mis padres que vendrías para la casa.

Anthony: ...

Anthony: Hmm... No lo sé.

Anthony: ¿Qué me darás a cambio?

Leyó el mensaje algo dudosa, ¿A qué venía esa pregunta tan... Repentina? ¿Anthony quería algo a cambio para ir a visitarla?

Danaé no era tonta.

Que tenía cara, sí. Pero de que era tonta, no lo era.

Estaba claro las intenciones de Anthony para con ella.

Lo único que respondió Danaé a ese mensaje, fué:

Lo único que puedo darte y ofrecerte es comida. Y caliente, eh.- enviado.

Leído.

Escribiendo.

Anthony: Trato hecho.

Anthony: Dentro de un rato voy para allá.

Anthony: Espérame afuera.

Danaé: ¿¡Qué!?

Danaé: ¿Acaso se te fué la olla?

Danaé: No tan rápido, Anthony. Necesito darme un tiempo para alistarme bien.

Danaé: Aparte... Mi familia necesita convivir junta.

Danaé: Yo te aviso para que vengas.

Anthony: Está bien.

Y... Luego de que la familia conviviera, se cumplió lo que Danaé le había prometido a Anthony. En cuanto terminaron de cenar, agarró su celular y le mandó a decir a Anthony que ya podía ir a su casa.

A lo que a Anthony no se lo tuvieron que decir dos veces para que fuera enseguida.

"Estoy abajo, ábreme".

Fué lo que Anthony le escribo a Danaé, quién luego de haberle enviado el mensaje, se fué rápidamente a su habitación para retocarse.

Su maquillaje no era tan... Pesado. O que tuviera que estar retocando seguidamente, pero no quería que Anthony la viera echa un desastre.

En cuanto leyó el mensaje de Anthony, bajó inmediatamente de su habitación hasta la entrada principal de su casa.

Y... Cierto chico no había llegado, aún.

Danaé: No te veo.

Danaé: ¿Donde estás?

En línea.

Visto.

Escribiendo.

En línea.

Danaé respiró profundamente cuando su teléfono sonó.

Estoy llegando— respondió.

En cuanto levantó la mirada... Anthony estaba llegando a la puerta de su casa.

Anthony sonrió al ver a Danaé. A lo que por su puesto, ella también le devolvió la sonrisa y le abrió la puerta.

—Hola jsjs— supo decir nervioso.

—Hola nuevamente, gruñón— respondió guiándole camino dentro.

Mientras iban adentrándose a la casa, Danaé pudo notar que Anthony la veía. Se notaba el peso de su mirada en ella, sin embargo, no quiso dirigirle la mirada y mantenerla, no sabía si podría contenerse al tenerlo tan cerca, de por sí, ya estaba nerviosa, necesitaba algo para romper el hielo entre ellos.

—Finalmente conocerás a mi padre— se encontró hablando.

—Que es... No... ¿No es enserio, o sí?— se notó que estaba nervioso—. Tengo miedo, qué miedo.

—No te harán nada, es lo más probable. Son... Simpáticos.— comentó contenta.

Ambos llegaron a la sala principal, donde Danaé se encontró presentándolo a su pequeña familia.

—Ya conoces a mi madre- señaló a la señora Evans—, conoces a mi hermano, Alonso- lo señala—, Y... Finalmente te presento a mi padre.

—Mucho gusto señor, soy...

—Anthony— finalizó el señor Evans por él—. Un placer. Yo soy Joseph Evans.

Ambos se dieron la mano y ya luego se quedaron un pequeño momento en silencio antes de que la señora Evans, lo interrumpiera diciendo:

—¡Pero siéntate hijo! ¿No pretenderás quedarte parado toda la visita, o sí?

—Sí, Anthony. Siéntate. Estás en tu casa.— ofreció el señor Evans.

Anthony sin más allá y sin más acá, se encontró sentado cómodamente en un sofá, nervioso, y con la mirada del señor Evans encima. Escaneándolo.

Entre Danaé y Anthony, ninguno de los dos podría saber quién estaba más nervioso que el otro, posiblemente los dos al mismo nivel.