capítulo 40.

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Ese día fué un tormento para Danaé.

Las parejas de su colegio, ese día estaban más acarameladas de lo normal.

Los chicos les daban detalles a sus novias, y ellas también a ellos.

Buaj. Que estupidez.

De igual manera terminarán tarde o temprano.

Podría decirse que Danaé al ver las parejitas con sus detalles para con el otro... Pudo sentir cierta molestia.

Odiaba ver tanta felicidad, cuando para ella era un recordatorio de lo que no conseguiría u obtendría nunca.

Sus amigas, por su puesto, hicieron un intercambio.

Regina, había hablado con Danaé para que ésta, participara del intercambio entre amigas. Y aunque... No tenía muchas ganas, accedió solo por Gina.

Solo por el intercambio había sido un bonito momento de felicidad para ella.

¿Quién necesitaba un chico en su vida cuando tenías amigas que lo daban todo por verte felíz?

Eso era verdad. Las amigas, o a lo que se le puede decir amigas de verdad, estarían contigo siempre. Sin importar qué o quién.

—¡Oigan! ¡No sé vayan sin mí!— gritó una chica de tercer año.

En cuanto Danaé se giró para verla, se dió cuenta de que la chica era una pelirroja que llevaba consigo un ramo de rosas blancas envueltas en un papel decorativo transparente.

Se emocionó al ver esto.

Danaé nunca había visto rosas blancas tan de cerca.

Las rosas blancas eran sus flores favoritas. Y aunque nunca las pudo ver de cerca, se moría por algún día verlas o tener una.

Y finalmente pudo verla.

De lejos, pero logró verla.

Ver a la rosa blanca le bastó con recuperar su sonrisa y su buen humor para lo que restó del día de ese 14 de febrero.

Algún día ella también tendría rosas blancas.

Algún día, Alguien que la quisiera realmente, se las daría. Solo... Bastaba esperar al momento adecuado para eso.

Las cosas podrían haber cambiado un poco para Danaé, siempre y cuando ella quisiera y estuviera dispuesta a los cambios drásticos en su vida.

No se tenía que esperar mucho para tener unos pequeños días de vacaciones. Finalmente se había llegado el Mes de Marzo y... Por lo que venía con ese mes: la semana santa.

Semana que para los católicos es importante y que el colegio daba a tomar una semana libre para los estudiantes.

El día iba extrañamente tranquilo.
Y digo que extrañamente porque... A pesar de que a Danaé no le pasaba algo tan novedoso en su vida, algo que pasaba a su día a día era tremendo. Al menos, para ella.

[...]

Se encontraba en su pequeño descanso del receso cuando se encontró con Alicia. Una chica de 4to año de Artes.

Estaba sola, y se veía algo desanimada. Al parecer... Estaba en un momento delicado que tenía que ver con su ex y alguien que estaba empezando a pretenderla.

Y no era novedad.
La verdad... No todo el colegio pero si la gran parte de los de la secundaria sabían que tanto ella como Joshua tenían una química increíble y se les veía muy... Acaramelados últimamente después de que ella, terminara con su novio por ponerle los cuernos.

De hecho, la primera semana que se empezaron a oír rumores de que estaban en planes de ir a por algo serio con Josh, nadie lo creía.

Danaé no lo creía.

No lo creía porque no hacía mucho que había pasado un evento inolvidable en el salón de Artes.

Ambas secciones estaban en hora libre casualmente y... Danaé se dirigía a su salón, ya que venía de entregar unos trabajos que debía a uno que otro profesor.

A medida que iba caminando, se escuchaba una melodía. Y no una cualquiera. Ésta, se intensificaba a medida de que se acercaba a su salón.

Se encontraba apunto de entrar cuando... se dió cuenta de dónde provenía la melodía tan bonita.

«Proviene del salón de enfrente»- pensó.

Y en efecto. El sonido melodioso provenía del salón de Artes.
Pero... Era extraño. Nadie allí tocaba algún instrumento; Al menos... no que conociera ella.

También era verdad que Danaé tenía una que otra conocida de años anteriores en ese salón, por ende, podía pasar y saludar a sus conocidas, a su mejor amiga Regina y ahora a la nueva compañera de ella.

En cuanto pasó al salón... Hubo un silencio total, pero no por ella que acabase de entrar. No.

El salón ya estaba enmudecido antes de adentrarse en él. Solo... Se podía escuchar la melodía tan cálida que provenía de la guitarra que tocaba un chico.

Estaba sentado en una silla blanca justamente al frente del asiento de Alicia. Tocando la guitarra. Cantando.

Danaé se dirigió a saludar a Angie. Una conocida y buena amiga de años anteriores, pero que no mantenían una comunicación diaria. Sin embargo, se llevaban bien y estaban bien con eso.

Pero... Solo la saludó de beso en la mejilla. Ya que Angie estaba perdidamente en su celular, grabando al chico que tocaba una canción.

Luego agarró una silla que estaba libre y se sentó al lado de Angie.

«Vaya, vaya...»— Se le cruzó dicho pensamiento mientras que notaba muchas cosas bastantes interesantes en el ambiente.

El ambiente era raro para ella, pero no raro de molestia o incomodidad, No. Era más bien... Un ambiente mágico, tranquilo y bonito.

Acontecía que: Dicho chico que tocaba y cantaba, le daba una que otra mirada a Alicia. Que por cierto, no le quitaba la mirada de encima.

Había algo en el ambiente.
Definitivamente había algo.

Pero Danaé no se metería en eso. No tenía por qué.

Así que solo se quedó disfrutando del pequeño momento de tranquilidad, viendo perdidamente al chico tocar la guitarra con tanta fluidez.

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