✨Capitulo 54✨

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¡Cuentas que saldar Pt.1!
Jungkook

El sol empieza a ocultarse y todos sabemos lo que eso significa, aún no le digo a Jimin que en unas horas iré con mis soldados a atacar al gobernador, se que casi es un suicidio por toda la seguridad del hombre, pero si alguien no le pone un alto ese hombre puede hacer cosas peores de las que ya ha hecho antes, teniendo en cuenta que ya faltan pocas horas para partir a nuestro destino, levanto a mi pequeña en brazos y me dirijo a la parte de atrás donde están los demás reunidos repasando lo que vamos a hacer.

El capitán sostiene un plano de la mansión donde vive el hombre a lápiz que hizo su hijo cuando aún tenía vida, abre el papel encima de la mesa y coloca una piedra en cada esquina de la hoja para que no se levante con el viento.

—Calculo que deben haber unos ocho hombres solo afuera, dentro no tengo idea cuántos sean, tenemos que rodear a los de afuera para lograr sacarlos del camino, nuestro objetivo es el gobernador, no lo olviden por ningún motivo—. Les recuerda.

—¿Y donde estará ese bastardo?—. Cuestiona uno de los soldados y me acerco al plano, con mi dedo índice señalo una habitación que hay en el lado izquierdo del papel.

—Aqui, no cometan el error de buscarlo en la habitación principal, ahí dormía con mi hermana, pero esa habitación era de ella, asique es casi seguro que debe estar en su habitación de siempre—. Musito.

Y si, la conozco porque es donde crecí hasta los diez años.

Mi hija me observa con detenimiento mientras explico, una sonrisa se dibuja en su rostro y sus ojitos se achinan cuando se ríe, doy un golpecito en su nariz y está vez se queda visca mirando a mi dedo fijamente, me río de ella y le doy un beso en la frente y ella sostiene mi rostro con ambas manos, el estómago se me estruja cuando acerca su rostro a mi cara, pienso que me va a dar un beso, pero pongo cara de asco cuando me succiona la mejilla llenándome de su saliva.

Mis hombres ríen a carcajadas y los fulmino con la mirada haciendo que guarden silencio.

—Preparen todo y no se duerman, pasaré a buscarlos en unas horas, preparen las municiones y todo lo necesario, llevan todas las que hayan las necesitaremos—. Demando, ellos asienten con la cabeza y hacen un saludo militar dirijido hacia mi.

Camino por el pasillo dirigiéndome a la habitación, Jimin nuevamente esta durmiendo, pero no lo juzgo, es cansado tener que cuidar de los niños todo el día, por eso le ayudo mucho con la bebé y a veces me llevo a Minmin también, pero últimamente duermen mucho los dos desde que se pone el sol hasta que llega la hora de cenar algo.

Coloco a Amalia en mi hombro, pero su manita no se queda quieta buscando mi rostro, niego con la cabeza y la retiro de mi cara.

—No más besos Ami, llenas el rostro de Papá de saliva, primero aprende y luego me besas, Mocosa—. Musito, ella pone el cuerpecito rígido, pero cuando la miro con los ojos entreabiertos se ríe y acomoda su cabecita encima de mi hombro rodea mi cuello con su bracito y la escucho succionando algo y me hago el desentendido, a Jimin no le gusta que se chupe el dedo, pero yo la dejo y le digo que no lo he notado, es una bebé que tiene que se chupe el dedo, pobrecita tan pequeña y ya le anda prohibiendo cosas.

Entro en la habitación y me encuentro con Jimin sentado en el colchón con la cabeza hacia abajo y sosteniendo su estómago.

—¿Qué pasa?, ¿Aún te duele la herida?—. Cuestiono refiriéndome a la herida de su cesárea, él niega con la cabeza y se deja caer en el colchón y es cuando noto su rostro pálido.

PANDEMIC +21 (Corrigiendo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora