Capítulo 56

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Narrador

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Narrador

Zohakuten se fue tras unos árboles, según él no era muy agradable a la vista liberar a los clones, entonces te quedaste en ese pequeño campo abierto mirando las estrellas, liberando un suspiro.

Así fue que lo sentiste, sabías quién se aproximaba hacia ti de forma sigilosa, te pusiste ansiosa y sonreíste pero decidiste fingir que no estabas aludida de su presencia, entonces unos brazos empezaron a rodear tu cintura.

—¡Mi rojito! —chillaste de alegría mientras te volteabas para así dar un mini saltito y rodear su cuello con tus brazos.

—Gracias…

Te sorprendiste por lo que dijo, lo viste sonreír mirándote con esos rojos ojos intensos. —Gracias por liberarnos… por salvarnos… te amo, eres lo más valioso que tengo.

Tu rostro se iluminó al escucharlo, fue entonces que no esperaste para besarlo, no sabías que decir así que optaste por las acciones y con un beso intentaste transmitirle todo tu amor.

—YUMEE! MI AMOR ¿DÓNDE ESTÁS?!

Unos gritos fueron los que separaron ese beso, te apartaste y sonreíste al saber quien era.

Karaku apareció de los arbustos para empezar a correr hacia ti, no te dio mucho tiempo a reaccionar ya que en un parpadeo se encontraba abrazándote mientras hundía tu rostro en su pecho trabajado.

—¡Mi salvadora! ¡Mi amor! ¡Mi todo! ¡Te extrañé! —exclamó feliz mientras te levantaba y te mecía en ese abrazo.

—¡Yo también te extrañé amor! —hablaste con una gran sonrisa, mientras lo mirabas.

Pero entonces lo apartaste cuando sentías a Urogi aproximarse, el ojiamarillo había volado muy rápido para acercarse a ti y llevarte hacia el cielo.

—¡Mi pajarito bello!

—¿Entonces esto es real? ¿Me salvaste? ¿Soy libre? Por qué si fuera así te debo mi vida y más! —exclamó mientras giraba en el aire.

—¡Eres libre amor! ¡Libre como las aves! —te reíste para darle un beso en la mejilla.

—Ahora seré tu esclavo! Lo que tu quieras lo haré, te pertenezco hasta la última pluma de mi ser!

Estabas por responderle pero una lanza atravesó a Urogi, haciendo que perdiera el agarre hacia ti, pero no te preocupaste al saber quien había sido.

—No me gusta cuando te alejan de mi —esa voz suave que tanto extrañabas, la escuchaste mientras Aizetsu te sostenía en sus brazos estando en el aire.

—¡Azul! ¡Mi Azul! —lo abrazaste por el cuello, mientras sonreías con los ojos cerrados.

Cuando sus pies tocaron el suelo te bajó y empezó a revisarte—Estás bien? No tienes alguna herida? Fiebre? Dolor muscular? Fatiga…

Renacida (Hantengu clones x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora