Capítulo 95

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Narrador

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Narrador

Esta maravillosa noticia debía ser compartida con tus padres, quienes también se habían sentido afligidos al enterarse que no había posibilidad de que tuvieras un bebé, su reacción no tendría precio.

—¡Yume hola! ¿Cómo están todos? Pasen, que bueno que nos visitan —habló Kazumi al abrir la puerta y verlos a todos.

—Siempre es un gusto ver a nuestra suegrita —habló Karaku con una sonrisa.

—¿Y eso? ¿Qué hacen todos aquí? —preguntó Hiroto, no estaba disgustado, pero se le hacía curioso que todos estén de visita, siendo muy común que falte uno de tus esposos en sus visitas.

—¿No podemos simplemente visitarlos? —encuestó Urogi con un tono burlón.

—¿Cómo se encuentra Hantengu? —preguntaste, siendo que al poco tiempo de haberlo mencionado este se apareció.

Hantengu vivía con tus padres, ocupando la que antes era tu habitación. Era una buena compañía para tus padres, ese viejito vivió tanto tiempo que, aun que no se note, es muy sabio y daba buenas charlas sobre su larga vida.

—Me alegra volver a verte Yume —saludó acercándose a ti, tu muy contenta fuiste a abrazarlo.

—¿A nosotros no nos extrañaste? —encuestó Karaku fingiendo tristeza.

—No —respondió —Les vi la cara por más de doscientos años, ahora me alegra tenerlos lejos de mi.

—Vaya, que sincero —habló Sekido algo sorprendido.

—No lo culpo —habló Aizetsu suspirando.

—No vas a librarte tan fácil de nosotros viejo —habló Urogi con burla, acercándose a él para palmear su espalda.

Tu madre preparó té para todos, siendo que se reunieron en la sala para conversar, como siempre del trabajo ya que era lo único de lo que se podía hablar, aun que tu estabas ansiosa buscando el momento perfecto para decir la buena noticia.

—Tengo un regalo para ustedes —hablaste levantándote.

—¿Un regalo? —te miró Kazumi ladeando la cabeza.

Asentiste y con una sonrisa sacaste una pequeña caja de la manga de tus ropas.

—Vaya es pequeño —habló mirando dicha caja y sacudiéndola un poco para intuir su contenido.

—¿Es dinero? —encuestó Hiroto con burla.

—Algo mucho mejor —respondió Urogi con una gran sonrisa.

Tu madre empezó a quitar el listón de aquella caja, siendo observada de una forma expectante por tus esposos, quienes estaban más emocionados que tu.

Al abrir la caja encontró una nota doblada a la mitad, un poco confundida al igual que su esposo, tomó aquella nota y la desdobló, leyendo atentamente la frase.

Renacida (Hantengu clones x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora