Capítulo 5

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Yume

"Danos... un mes... si no nos recuerdas ni un poco... te dejaremos ir"

"Te prometemos que te dejaremos en paz"

Esas palabras resonaban como un eco en mi mente.

De apoco mis ojos se abrían de par en par, con un brillo en ellos, se me escapó una sonrisa de la emoción que sentía, pero rápidamente retome la compostura, no quería que se vieran tan obvias mis intenciones de irme.

–¿L-lo dicen enserio? –miré directamente a los ojos a Aizetsu con una expresión seria.

–Es una promesa –respondió con una voz firme sin despegar su mirada de la mía.

–Entonces... yo también prometo quedarme –dije mirando a todos.

Los demonios ante mi respuesta se emocionaron, ahora eran ellos los que abrían sus ojos ampliamente, mientras que una sonrisa de adueñaban de sus rostros, ni se molestaron en ocultar su alegría.

–Debes seguir descansando Yume –dijo Karaku mientras me volvía a acariciar el cabello.

–¡Si! Verás que te cuidaremos muy bien –dijo Urogi mirándome con una cara sonriente.

Dicho eso los demonios se levantaron y me dejaron sola en la habitación. Ahora si me podría tomar el tiempo de asimilar todo.

Cualquiera pensaría que estoy loca, que soy muy ingenua o estúpida.

Pero dejando de lado que me tuvieron encerrada, irónicamente... fui yo la que se lastimó a si misma en todo este tiempo. No dejaron que pase hambre e incluso podrían haberme dejado morir en aquel bosque sin embargo, sigo aquí viva y respirando. Tal vez no era tan descabellada su historia, y a lo mejor si tuve una vida antes que ésta... no lo se.

Puede que sea una cruel mentira que me forzaba a creer, sea verdad o no, esa pequeña ilusión de volver a casa se volvió una esperanza a la que me aferraría.

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Narrador

Por otro lado, en la finca de tus padres, tu progenitora estaba preparando la cena para ti y su esposo, tenía la esperanza de que volvieras esa misma noche.

Sus grandes temores de no volver a ver su preciada hija siempre estaban presentes cada vez que te ibas de casa, sin embargo siempre regresabas a ellos. Les dolía verte con heridas y moretones que te dejaban aquellas peleas, pero siempre te apoyaron.

Les costaba creer su retoño era una persona tan valiente, con un gran corazón y que no te importaba sacrificarse por los demás. Eras su pequeña heroína.

Ya se estaban por cumplir los tres días desde que partiste, tus padres estaban angustiados, nunca te habías tardado tanto en tus misiones.

Mientras esperaban en el comedor de la casa, ya habían puesto la mesa, y la comida estaba servida.

–Ya verás que esta misma noche regresará cariño, así que tranquila. –le dijo a su esposa dándole caricias en la espalda.

–Tengo el presentimiento de que le pasó algo, tengo miedo cielo –respondió.

Dichas esas palabras empezaron a escuchar ruidos de aleteos, era el cuervo de Yume que intentaba entrar por la ventana de la cocina.

–¡Eiko! -dijo tu madre mientras habría de par en par aquella ventana –¿Qué sucede? ¿Por qué viniste sólo?

Renacida (Hantengu clones x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora