Capítulo 43

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Narrador

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Narrador

–¡¿PERO QUÉ CARAJOS LE ESTÁN HACIENDO?!

Los demonios estaban tan concentrados en el placer que les dabas que no se percataron de la llegada de Sekido, quien lo veía furioso.

Lárguense.

La voz de Zohakuten se hizo presente, imponiendo terror hacia los clones, estaba muy furioso, más por como ellos los echaron a patadas de tu cuarto hace unas horas… no les perdonaría ese cinismo.

Cerraron la puerta y se fueron para que te cambiaras.

–No se atrevan a seguir o les juro que rompo la pared! –se escuchó a Sekido gritar desde el otro lado.

Rápidamente los tres te soltaron, con su debido cuidado claro, te sentaron sobre el futón y te cubrieron con una sabana.

–Nunca había visto a Zohakuten tan enojado… –habló Aizetsu, mientras se vestía.

–No es justo… la estábamos pasando tan bien –bufó Karaku, mientras ataba el cinturón de su pantalón.

 –Justo cuando era mi turno –lloriqueo Urogi, quien volvió a su forma de demonio.

Aizetsu se agachó a tu altura –Ve a darte un baño, nosotros limpiáremos todo, si? –acarició tu rostro, tu asentiste.

Entonces tomaste ropa limpia y saliste del cuarto con las sabanas cubriendo tu cuerpo, mientras caminabas te encontraste a Zohakuten, te sonrojaste al verlo.

–Z-zoha yo.

–No te preocupes Yume, no estoy molesto contigo, sino con ellos, ahora me las van a pagar

–P-pero..

–No podrás salvarlos ahora –habló tomándote de los hombros, guiándote al baño, encerrándote allí.

Suspiraste ante aquello, sin más empezaste a darte un baño, mientras te sumergías en el agua caliente empezaste a sonrojarte por las imágenes que iban a tu mente. Sonreías bobamente al recordar lo que habías hecho con ellos hace unos minutos. Todo había pasado tan rápido, te preguntabas si algún día se llegaría a repetir, pues no negabas que se había sentido mejor de lo imaginado.

Aquel baño te había relajado demasiado, así que cuando saliste tenías mucho sueño, con pesadez te dirigirse a tu cuarto el cual estaba limpio y sin ningún demonio en él.

Sin pensarlo mucho te recostaste sobre el futón y quedaste profundamente dormida.

No le habías dado importancia al extraño silencio que había en la finca, no hasta el día siguiente.

Al despertarte notaste mucha tranquilidad, aparte de que los clones te habían dejado dormir sola había mucha calma, demasiada para ser verdad.

Fuiste al comedor, viste a Sekido sentado en una silla y a Zohakuten cocinando. Lo cual se te hizo extraño, no era su turno.

Renacida (Hantengu clones x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora