Capítulo 23

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Yume

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Yume

Desde aquel día la relación entre el demonio gruñón y yo ah ido mejorando con el tiempo.

Por alguna razón se ah vuelto más cariñoso conmigo y con eso me refiero a que rara vez me da caricias en mi cabeza o uno que otro abrazo, no me desagrada a decir verdad es muy lindo y me gusta, como son muy pocas las veces que lo hace las aprecio.

Por mi parte si suelo abrazarlo cuando esta desprevenido, es gracioso verlo incómodo.

Él no lo admite pero hay veces que lo hago reír, también suelo molestarlo o le hago bromas, es muy fácil fastidiarlo por eso también soy cuidadosa. Un logro enorme fue hacer que Zohakuten diga “gracias”.

Hubo ocasiones que fuimos al distrito a pasear, más que nada por insistencias mías, a veces se queja de los clones por que supuestamente me malcriaron mucho pero él también no me dice que “no” a nada así que no sé de que se queja.

De vez en cuando invoca a uno de sus lagartos para que juegue con ellos y también los deja para cuidarme cuando sale a alimentarse.

También mi relación con Hantengu ah mejorado, es muy agradable conversar con él, y descubrí que es alguien muy sabio. Me suele acompañar normalmente por las tardes ya que por las noches se va, quién sabe a dónde.

Zohakuten también habla un poco más en nuestras “conversaciones”, normalmente soy yo la que habla hasta por los codos.

Intentamos jugar juegos de mesa, pero él siempre ganaba en todas las partidas y eso le quitaba lo divertido o al menos para mi.  

Estoy feliz a pesar de extrañar a mi familia y a los otros clones, no sé que hubiese sido si seguía con esa actitud grosera de los primeros días, desconozco el motivo de su cambio de actitud pero agradezco que nos llevemos bien.



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Había anochecido y me encontraba frente a la hoguera de la sala principal. Intentaba calentar mis manos, estaba sola por alguna extraña razón.

Inesperadamente escuché que tocaron la puerta. Estaba un poco confundida.

“¿Quién podría ser? Algunos viajeros perdidos talvez?”

Con un poco de dudas abrí la puerta. Mi rostro se puso pálido apenas vi de quien se trataba.

–Madre…? –susurré.

Mi madre estaba frente a mi, con una expresión de enojo en su rostro, mi cuerpo empezó a temblar. De la nada me agarró de los pelos para arrastrarme hasta afuera.

–¡¿Cómo te atreves a abandonar a tu familia?! ¡Tu propia sangre! –de un tirón me lanzó al suelo, al lado mío habían unos pies y los reconocía bien, subí mi mirada y vi a mi padre.

Renacida (Hantengu clones x tn)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora