En ésta historia eres Yume Nishimura, una joven cazadora de 18 años que fue secuestrada por 4 demonios que dicen conocerte de tu vida pasada.
Harán todo lo posible para que recuperes tus memorias.
Podrás recordarlos?
Descúbrelo, en esta historia ro...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Yume
–Mierda… –retrocedí unos pasos, pero esa cosa se empezó a acercar – mierda, mierda, MIERDAAA –.
Empecé a correr a dirección del bosque.
“¡Ya sé de lo que son capaces esas cosas carajo!.”
Corrí con todas mis fuerzas a pesar del dolor muscular, podía escuchar como ese ‘dragón' iba tras mío –“¡¿Cómo hago para perderlo de vista?!.”
El aire fresco hacía que mis pulmones dolieran pero eso no me detuvo, corrí lo más que pude algunas ramas de los arboles golpeaban mi rostro e incluso casi me caigo en un pozo en más de una vez. Por suerte llegó un momento en que dejé de escuchar que esa cosa me estaba persiguiendo.
Lentamente detuve mi andar y trate de recuperar el aliento. –“¡Lo logré!... Lo perdí…”
Entre jadeos miré a mi alrededor y surgió otro problema –Carajo… yo también… estoy perdida…–Soló podía ver una espesa neblina a mi alrededor, con cuidado empecé a caminar por donde creía que había venido. Trate de ser sigilosa y estar atenta, no quería volver a cruzarme a ese enorme ‘dragón’.
Ya había caminado por un buen rato y seguía sin tener idea de donde estaba.
“¿Qué hago?... Estoy totalmente perdida…
Y si… me quedo aquí a esperar a que el demonio gruñón me encuentre?...
No… dudo mucho que me busque…
Es más creo que le hice un favor al irme…”
De pronto escuche un crujido, lo cual me alarmó mucho –“¿Qué fue eso?”
–Vaya… pero qué tenemos aquí…? –Para mi mala suerte un demonio se había aparecido de las sombras –Es mi día de suerte, un jugoso manjar está frente a mi.
–“¡No no NO! ¡Otra vez no por favor!” –Nuevamente empecé a correr de aquel monstruo –“¡Maldita sea, lo que me faltaba!”
Seguía corriendo sin importarme el dolor de mis piernas, adentrándome más en aquel bosque, no pude evitar llorar.
“No…
Por favor…
¡No quiero morir sin volver a verlos!”
Desafortunadamente tropecé, rodando en el suelo y sin tiempo a nada el demonio se abalanzó sobre mí –Si que eres escurridiza, me eh divertido mucho.
